Hacía mucho tiempo que no sentía miedo. Esa sensación de desamparo y desprotección total, cuyo último recuerdo vívido se remonta también a un mes de Diciembre pero de 2001. Hace nueve años.
Soltero aún, volvía a mi casa en el conurbano bonaerense y cruzaba, cada diez o quince cuadras, una barricada con fuego realizada por vecinos que -armados con palos, armas blancas o de fuego- esperaban que habitantes de alguna “Villa” intentaran ingresar al barrio para saquearlos. Y los pobladores de barrios de emergencia hacían lo mismo. Temían lo mismo.
En la calle no había Fuerzas de Seguridad ni ley que regule el accionar de la gente. Los ciudadanos le habían quitado al Estado todo lo que le habían cedido para que éste administre: Derechos, deberes y garantías. Decidían orden, reglas y justicia por sí mismos.
Algo similar me tocó vivir en las últimas horas. Miles de personas. Miles de opiniones. Y la violencia como ley.
La toma de tierras públicas no es algo nuevo. La llegada de inmigrantes que las ocupa tampoco. Desde los Españoles que llegaron a finales del siglo XV e inicios de XVI, pasando por la ola inmigratoria de principios del 1900 hasta el arribo de europeos en la posguerra, fueron acompañadas por reparto de tierras. Al comienzo, para enmarcar una colonia, luego para la producción agropecuaria y más tarde –simplemente- para vivir.
Los primeros conventillos de La Boca fueron casas tomadas tras la epidemia de fiebre amarilla que hizo que los propietarios originales huyeran hacia las casas quintas del norte (desde Palermo hasta San Isidro). Los primeros barrios de emergencia –así se llamaban en esos tiempos- datan de las décadas del 40 y 50, la Villa 31 es una de ellas: Inmigrantes y emigrantes internos vivían en estas casas precarias apenas arribados, para que con los primeros ingresos –luego de incorporarse el mercado laboral que demandaba mano de obra-, intentar alquilar o comprar una vivienda. Incluso en varios partidos del la periferia capitalina, había inmobiliarias que se ocupaban de comprar tierras y realizar los loteos para la conformación de nuevos barrios (Luis D`elía me recordó Kanmar y Tarraubella en La Matanza)
Pero la “vida de emergencia” se extendió en el tiempo (por falta de viviendas, por sobredemanda de empleo) y se transformó en habitual, generando una cultura del barrio precario al que un libro de Bernardo Verbitski del año 1957 le dio el nombre de “Villa Miseria” y luego, escuetamente “Villa”. El nombre de “Villa” hacía referencia a los poblados que, por su cantidad de habitantes, no llegaba a ser una ciudad. El adjetivo Miseria, desgraciadamente, todos sabemos lo que significa.
En la Ciudad de Buenos Aires hay más de veinte villas y la denominada 1-11-14 (que fue la conjunción de tres que se fueron acercando unas a otras con la llegada de más habitantes) es la más grande y peligrosa de la Capital Federal. Está a uno de los márgenes del “Parque Indoamericano”, el segundo pulmón verde (aunque muy descuidado) de Buenos Aires. También están en los alrededores de este parque otras villas: la 20 o Villa Policial (porque ocupa terrenos de un depósito de autos siniestrados de la Policía Federal, al lado de la Escuela de Policía Ramón L. Falcón), la villa Cildañez y el “Barrio” Samoré.
El crecimiento poblacional de estas villas se triplicó en los últimos quince años, no sólo a raíz de las diversas crisis que atravesó (y atraviesa) nuestro país, sino por los problemas que conjuga toda la región; especialmente de los países menos desarrollados del cono sur. También se observa el avance de las viviendas que –dentro de su precariedad- se edifican con hormigón y ladrillos y van ganando altura en la construcción de habitaciones en pisos superiores.
Hay mucha gente con necesidades más allá de su nacionalidad y hay mucho “vivillo” dando vueltas y haciendo negocios con las dificultades de los más desprotegidos. Pero esto tampoco es nuevo. Pasaron gestiones de distintas banderías políticas e ideologías y nadie hizo nada. Ahora –con cuatro muertos, más de treinta heridos, con el parque tomado, los vecinos linderos enfurecidos, cuatro causas judiciales, tres jueces, dos cuerpos de policía ausentes y dos gobiernos en pugna) todos son dueños de la verdad.
Y nadie parece tener conciencia real de la situación. ¡Todos están de campaña proselitista para el año electoral que se viene! ¡La solución es echarle la culpa al otro! ¡Sin acuerdo! ¡Sin diálogo! Siento vergüenza de la incapacidad de la dirigencia que elegimos. De toda. ¿Acaso nadie es capaz de pensar en el bien común más allá de las “máximas ideológicas” o –peor aún- de las “máximas económicas”?
Siento miedo, desamparo, desprotección y falta de representatividad. Los gobiernos parecen ser sólo de los adeptos y congraciados, no de todos los que viven en un país o en una ciudad.
Todos vivimos en emergencia. En la emergencia de encontrar el equilibrio y la sensatez de marcar de cerca a quienes decidimos que administren nuestro espacio, nuestra vida, nuestra paz. De todos.
sábado, 11 de diciembre de 2010
sábado, 27 de noviembre de 2010
Manejo Político
“Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa.” La frase aforística no me pertenece y originalmente, se le atribuye al psiquiatra austríaco Alfred Adler; aunque –a esta altura- podría decirse que su concepto ya es patrimonio de todos aquellos que se han entrenado para descubrir las mentiras.
Una semana fuera de la vorágine de estar en medio de las noticia no logró aislarme del mundo de las noticias. Hablé por teléfono, leí portales y diarios, escuché la radio y -poco, siempre poco- miré noticieros y señales de noticias.
Quizás la información más impactante de la semana haya sido ver como un par de cámaras, puestas sobre autopistas y avenidas, mostraban cinematográficamente como un grupo comando intentaba asaltar un camión blindado y asesinaba a dos custodios en su afán de hacerse de casi veinte millones de pesos. Otra noticia fuerte es el lento avance de una investigación sobre medicamentos falsificados, troqueles ilegales y cientos de denuncias de pacientes que fueron tratados con placebos en enfermedades terminales como el Cáncer y el HIV y, por supuesto, muchos que ya no pueden denunciar nada.
Robo, inseguridad y muerte. A veces de forma más violentas y otras más disimuladas.
Esto no es nuevo –vaya descubrimiento- ni tampoco es viejo, es una constante. Pero en el universo de las noticias aparece dosificado, como si se plasmaran los temas en el momento indicado; como si se trabajara para que la información se difunda en un momento adecuado al impacto que pueda generar. Y quienes estamos en esto, estamos dejando de sospechar que las cosas pueden ocurrir de este modo para convencernos que “son” de este modo.
Vamos a dar unos ejemplos. Se muestran las cámaras de seguridad del Municipio de Tigre con las imágenes del intento de robo al blindado, en momentos en que Sergio Massa (Intendente de ese distrito del conurbano) está jugando políticamente para ver si se posiciona al lado de Cristina o de Scioli en la interna por las presidenciales del año 2011. A su vez, Daniel Scioli, Gobernador Bonaerense (en pleno estado de indecisión sobre su futuro político), acosado por algunos dirigentes cercanos para que se resuelva a ser candidato presidencial y cercado por intendentes para ser nuevamente candidato a Gobernador y dejar a Cristina la posibilidad de reelección ( Fernando Espinoza, Intendente de La Matanza se presenta como su posible vice); se muestra -a cada rato- en conferencia de prensa, dando a conocer detalles de la investigación.
Hay algunos detalles que es preciso sacar a la luz. Un día después del hecho policial en cuestión se realizaron 31 allanamientos con nueve detenidos en… ¡La Matanza!, ordenados por un Juez de La Matanza que hacía casi un año que estaba “investigando” una banda de asalto a blindados y que, consuetudinariamente, no ordenaba esos allanamientos. ¡Que casualidad! El juez es del distrito del intendente K que se posiciona como vice del -empujado desde arriba- “precandidato” a la reelección en la provincia. Y ordena las acciones judiciales en un momento de suma necesidad de buenas acciones para el Gobernador Scioli. Un día después y luego de asegurar que el trabajo judicial tenía vinculación directa con la muerte de los dos policías, otros allanamientos para disipar dudas sobre las armas y el tipo de banda, puso a Scioli nuevamente delante de las cámaras y grabadores para explicar los avances. ¿Cómo es que se puede actuar con tanta celeridad cuando el tema toma estado público? ¿Es necesario que haya policías o ex policías implicados para mostrar que –sobre la marcha- se está depurando la Fuerza?
Esto es un ejemplo de la noticia utilizada en función política y como se puede, desde los lugares de poder, monopolizar la información que se brinda a los medios ¿o acaso de dónde cree la gente que los periodistas sacamos declaraciones? ¡Sí! Nos la brinda la Policía, los Juzgados y los Organismos de Gobierno. Ellos son los que manejan esa clase información. A nosotros sólo nos resta curiosear y sospechar.
Mientras tanto, Sergio Mazza, Intendente de Tigre (lugar en el que ocurrieron los hechos), se reunió con Florencio Randazzo, Ministro del Interior y operador del llamado clamor de reelección.
En el otro caso, se ve a un Hugo Moyano despreocupado y con ganas de manejar el Partido tras la muerte de Néstor Kirchner. Y, horas después de los pedidos presidenciales para que acuerde con los Industriales en busca de la “paz social” para el próximo año electoral, cuarenta allanamientos lo ponen en el ojo de la tormenta en la causa en capítulos mensuales sobre la Mafia de los Medicamentos. Por su parte, Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete de Ministros y otro operador reelectoralista, hace declaraciones en las que “le suelta la mano” al líder sindical en el marco de esta investigación. Otra información y movimiento judicial que se da en un momento justo a los fines políticos.
Dos ejemplos que fueron tapa de los medios gráficos y títulos de radio y televisión. Pero como estos hay infinidades. A nosotros solo nos queda sospechar, analizar y contextualizar. Manejar información no es patrimonio de Periodistas y Medios, sino de quien la brinda.
Mientras tanto, los que se murieron en asaltos o por recibir medicación falsificada, ya no esperan nada.
Miente mil veces para crear una verdad.
Una semana fuera de la vorágine de estar en medio de las noticia no logró aislarme del mundo de las noticias. Hablé por teléfono, leí portales y diarios, escuché la radio y -poco, siempre poco- miré noticieros y señales de noticias.
Quizás la información más impactante de la semana haya sido ver como un par de cámaras, puestas sobre autopistas y avenidas, mostraban cinematográficamente como un grupo comando intentaba asaltar un camión blindado y asesinaba a dos custodios en su afán de hacerse de casi veinte millones de pesos. Otra noticia fuerte es el lento avance de una investigación sobre medicamentos falsificados, troqueles ilegales y cientos de denuncias de pacientes que fueron tratados con placebos en enfermedades terminales como el Cáncer y el HIV y, por supuesto, muchos que ya no pueden denunciar nada.
Robo, inseguridad y muerte. A veces de forma más violentas y otras más disimuladas.
Esto no es nuevo –vaya descubrimiento- ni tampoco es viejo, es una constante. Pero en el universo de las noticias aparece dosificado, como si se plasmaran los temas en el momento indicado; como si se trabajara para que la información se difunda en un momento adecuado al impacto que pueda generar. Y quienes estamos en esto, estamos dejando de sospechar que las cosas pueden ocurrir de este modo para convencernos que “son” de este modo.
Vamos a dar unos ejemplos. Se muestran las cámaras de seguridad del Municipio de Tigre con las imágenes del intento de robo al blindado, en momentos en que Sergio Massa (Intendente de ese distrito del conurbano) está jugando políticamente para ver si se posiciona al lado de Cristina o de Scioli en la interna por las presidenciales del año 2011. A su vez, Daniel Scioli, Gobernador Bonaerense (en pleno estado de indecisión sobre su futuro político), acosado por algunos dirigentes cercanos para que se resuelva a ser candidato presidencial y cercado por intendentes para ser nuevamente candidato a Gobernador y dejar a Cristina la posibilidad de reelección ( Fernando Espinoza, Intendente de La Matanza se presenta como su posible vice); se muestra -a cada rato- en conferencia de prensa, dando a conocer detalles de la investigación.
Hay algunos detalles que es preciso sacar a la luz. Un día después del hecho policial en cuestión se realizaron 31 allanamientos con nueve detenidos en… ¡La Matanza!, ordenados por un Juez de La Matanza que hacía casi un año que estaba “investigando” una banda de asalto a blindados y que, consuetudinariamente, no ordenaba esos allanamientos. ¡Que casualidad! El juez es del distrito del intendente K que se posiciona como vice del -empujado desde arriba- “precandidato” a la reelección en la provincia. Y ordena las acciones judiciales en un momento de suma necesidad de buenas acciones para el Gobernador Scioli. Un día después y luego de asegurar que el trabajo judicial tenía vinculación directa con la muerte de los dos policías, otros allanamientos para disipar dudas sobre las armas y el tipo de banda, puso a Scioli nuevamente delante de las cámaras y grabadores para explicar los avances. ¿Cómo es que se puede actuar con tanta celeridad cuando el tema toma estado público? ¿Es necesario que haya policías o ex policías implicados para mostrar que –sobre la marcha- se está depurando la Fuerza?
Esto es un ejemplo de la noticia utilizada en función política y como se puede, desde los lugares de poder, monopolizar la información que se brinda a los medios ¿o acaso de dónde cree la gente que los periodistas sacamos declaraciones? ¡Sí! Nos la brinda la Policía, los Juzgados y los Organismos de Gobierno. Ellos son los que manejan esa clase información. A nosotros sólo nos resta curiosear y sospechar.
Mientras tanto, Sergio Mazza, Intendente de Tigre (lugar en el que ocurrieron los hechos), se reunió con Florencio Randazzo, Ministro del Interior y operador del llamado clamor de reelección.
En el otro caso, se ve a un Hugo Moyano despreocupado y con ganas de manejar el Partido tras la muerte de Néstor Kirchner. Y, horas después de los pedidos presidenciales para que acuerde con los Industriales en busca de la “paz social” para el próximo año electoral, cuarenta allanamientos lo ponen en el ojo de la tormenta en la causa en capítulos mensuales sobre la Mafia de los Medicamentos. Por su parte, Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete de Ministros y otro operador reelectoralista, hace declaraciones en las que “le suelta la mano” al líder sindical en el marco de esta investigación. Otra información y movimiento judicial que se da en un momento justo a los fines políticos.
Dos ejemplos que fueron tapa de los medios gráficos y títulos de radio y televisión. Pero como estos hay infinidades. A nosotros solo nos queda sospechar, analizar y contextualizar. Manejar información no es patrimonio de Periodistas y Medios, sino de quien la brinda.
Mientras tanto, los que se murieron en asaltos o por recibir medicación falsificada, ya no esperan nada.
Miente mil veces para crear una verdad.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Presupongo…
El hecho de suponer algo implica –desde el vamos- una conjetura, una opinión, una idea, una abstracción. Ahora… ¿qué pasa si suponemos algo previo a esa suposición; si supongo una suposición, si pre supongo? ¿Qué lógica aplicamos a esta superposición de suposiciones? ¿Estamos ante la irrealidad de lo irreal? ¿Estamos ante la verdad absoluta?
Presupongo que los entendidos en economía deben saber de proyecciones más que de adivinación o ventura. Presupongo que detrás del dinero siempre hay riesgos (inversiones, ahorro, gastos o colchón) y los pronósticos pueden ser falibles: “Pueden fallar”. Presupongo que quienes elaboran las escalas de ingresos y gastos siempre se basan en el peor escenario y… si sale mejor, ¡Mejor!
Presupongo que sirve –y mucho- tener previsibilidad, aunque sea hipotética, acerca de lo que será el acontecer en materia económica del próximo año.
Presupongo que todos aquellos que tienen la responsabilidad de gestionar y regular lo que el conjunto de la sociedad le cede en materia impositiva, sabrán administrar los recursos en forma correcta, ética y ordenada.
También presupongo que habrá ideas y suposiciones diferentes respecto del uso de ese dinero proveniente de los ciudadanos y que, quienes tienen opiniones divergentes, sabrán controlar el empleo de esos fondos.
Presupongo que, más allá de mayorías y minorías, se busca que el direccionamiento de ese dinero tenga un fin justo y acorde a la demanda del bien común.
Presupongo largas discusiones y argumentos a favor y en contra de las proyecciones brindadas por distintas fuentes ideológicas. Y hasta feroces controversias hasta llegar al acuerdo final que encarne el interés común de la gente que eligió una representación heterogénea, porque nada convencía demasiado como para darle todo el apoyo.
Pero mientras presuponía, evidencié que hay más diferencias de las que –a simple vista- podían observarse. Que hay más argucias de las que ya conocíamos. Que hay más enfrentamientos personales que ideológicos. Y que todas estas pugnas tienen un solo objetivo: El interés sectorial del manejo del dinero.
No hay discurso ni política. Se habla de plata. Y la vieja disyuntiva: “Si. Ya sé que roban. Pero por lo menos reparten una parte”.
Durante las últimas dos semanas se habló del Presupuesto Nacional 2011 y de visiones contrapuestas –especialmente- en tres puntos fundamentales:
- Proyección de Crecimiento
- Proyección Inflacionaria
- Pago de Deuda Externa con Reservas del Banco Central
El Plan del Gobierno Nacional presupone que el Crecimiento será de alrededor del 4 por ciento durante el próximo año; que la Inflación estará en el orden del 8 o 9 por ciento; y que –como lo hiciera durante el presente ciclo- pagará Deuda con Reservas.
Cualquier laburante que vio como se depreció su salario durante 2010 sabe que perdió alrededor del 30 por ciento, que no le alcanza, que tiene que privarse de un montón de cosas. También sabe que hay más trabajo, que hay más gente que gasta dinero y que se nota una mejoría relativa general. No hace falta ser economista para saber que si se usan las Reservas (Respaldo de divisas de la moneda nacional), va a ser necesario emitir más pesos para poder recuperar las reservas; y si se emite moneda, hay inflación.
Pero lo más extraño de todo es la incoherencia generalizada que denotan los proyectos presupuestarios provinciales. Ni las provincias oficialistas siguen las pautas de crecimiento o inflacionarias propuestas por la Nación, ni las provincias opositoras coinciden con las proyecciones que sus propios partidos han discutido como válidas en ambas Cámaras del Parlamento Nacional.
Y en medio de toda esta reyerta, los gritos desaforados de un provocador y el cachetazo vergonzante ante el mundo de una líder opositora que había perdido la contienda.
Además, las sospechas de corruptela y venta de favores y votos a cambio de prebendas (Algo que una gran mayoría “presupone” pero que resulta muy difícil de comprobar).
¿Quién tiene la razón? Todos y nadie.
En el inicio de un año de elecciones presidenciales y legislativas, todos los dirigentes políticos quieren mostrarse y la única manera de lograrlo parece ser el escándalo. Bailando por el Sueño de la Banca o el Sillón al compás del reggeton.
Lo que sí es real es que no hay Presupuesto para el próximo año. Pero… ¿qué problema hay? Solamente estábamos presuponiendo. Suponiendo que suponemos.
Presupongo que se viene un año complicado. Pero la presuposición es la verdad o la irrealidad de lo real. Amén.
Presupongo que los entendidos en economía deben saber de proyecciones más que de adivinación o ventura. Presupongo que detrás del dinero siempre hay riesgos (inversiones, ahorro, gastos o colchón) y los pronósticos pueden ser falibles: “Pueden fallar”. Presupongo que quienes elaboran las escalas de ingresos y gastos siempre se basan en el peor escenario y… si sale mejor, ¡Mejor!
Presupongo que sirve –y mucho- tener previsibilidad, aunque sea hipotética, acerca de lo que será el acontecer en materia económica del próximo año.
Presupongo que todos aquellos que tienen la responsabilidad de gestionar y regular lo que el conjunto de la sociedad le cede en materia impositiva, sabrán administrar los recursos en forma correcta, ética y ordenada.
También presupongo que habrá ideas y suposiciones diferentes respecto del uso de ese dinero proveniente de los ciudadanos y que, quienes tienen opiniones divergentes, sabrán controlar el empleo de esos fondos.
Presupongo que, más allá de mayorías y minorías, se busca que el direccionamiento de ese dinero tenga un fin justo y acorde a la demanda del bien común.
Presupongo largas discusiones y argumentos a favor y en contra de las proyecciones brindadas por distintas fuentes ideológicas. Y hasta feroces controversias hasta llegar al acuerdo final que encarne el interés común de la gente que eligió una representación heterogénea, porque nada convencía demasiado como para darle todo el apoyo.
Pero mientras presuponía, evidencié que hay más diferencias de las que –a simple vista- podían observarse. Que hay más argucias de las que ya conocíamos. Que hay más enfrentamientos personales que ideológicos. Y que todas estas pugnas tienen un solo objetivo: El interés sectorial del manejo del dinero.
No hay discurso ni política. Se habla de plata. Y la vieja disyuntiva: “Si. Ya sé que roban. Pero por lo menos reparten una parte”.
Durante las últimas dos semanas se habló del Presupuesto Nacional 2011 y de visiones contrapuestas –especialmente- en tres puntos fundamentales:
- Proyección de Crecimiento
- Proyección Inflacionaria
- Pago de Deuda Externa con Reservas del Banco Central
El Plan del Gobierno Nacional presupone que el Crecimiento será de alrededor del 4 por ciento durante el próximo año; que la Inflación estará en el orden del 8 o 9 por ciento; y que –como lo hiciera durante el presente ciclo- pagará Deuda con Reservas.
Cualquier laburante que vio como se depreció su salario durante 2010 sabe que perdió alrededor del 30 por ciento, que no le alcanza, que tiene que privarse de un montón de cosas. También sabe que hay más trabajo, que hay más gente que gasta dinero y que se nota una mejoría relativa general. No hace falta ser economista para saber que si se usan las Reservas (Respaldo de divisas de la moneda nacional), va a ser necesario emitir más pesos para poder recuperar las reservas; y si se emite moneda, hay inflación.
Pero lo más extraño de todo es la incoherencia generalizada que denotan los proyectos presupuestarios provinciales. Ni las provincias oficialistas siguen las pautas de crecimiento o inflacionarias propuestas por la Nación, ni las provincias opositoras coinciden con las proyecciones que sus propios partidos han discutido como válidas en ambas Cámaras del Parlamento Nacional.
Y en medio de toda esta reyerta, los gritos desaforados de un provocador y el cachetazo vergonzante ante el mundo de una líder opositora que había perdido la contienda.
Además, las sospechas de corruptela y venta de favores y votos a cambio de prebendas (Algo que una gran mayoría “presupone” pero que resulta muy difícil de comprobar).
¿Quién tiene la razón? Todos y nadie.
En el inicio de un año de elecciones presidenciales y legislativas, todos los dirigentes políticos quieren mostrarse y la única manera de lograrlo parece ser el escándalo. Bailando por el Sueño de la Banca o el Sillón al compás del reggeton.
Lo que sí es real es que no hay Presupuesto para el próximo año. Pero… ¿qué problema hay? Solamente estábamos presuponiendo. Suponiendo que suponemos.
Presupongo que se viene un año complicado. Pero la presuposición es la verdad o la irrealidad de lo real. Amén.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Los Pies en el Plato II
Con la seriedad de un docente de post grado y la convicción de un estadista, un compañero de trabajo me aseguró: “Política no se hace con ideas, se hace con Plata”.
La sentencia dejaba más que una alineación en el régimen en el que estamos inmersos y ante el que parecemos impotentes a la hora de poner un poco de equilibrio. El dinero -la “plata”- es una ilusión que nos brinda este sistema en el cual las cosas tienen un valor de cambio y donde al objeto, cuando más se lo recarga con esa ilusión de valorización, más incrementa su costo.
Militar políticamente cuesta dinero. Y no estoy hablando sólo de lo que significan el micro, el choripán y el vino o de la movilización como teatralización espectacular para la masa televidente. Moverse en el ámbito, juntar voluntades, posicionar cuadros, y hasta llegar a ser electo en un cargo, tiene su precio.
Recuerdo cuando en las elecciones legislativas de 2001, se publicaban las cifras millonarias que erogaban los principales Partidos Políticos y Alianzas de Partidos en el marco de las campañas proselitistas.
En contraposición, Luis Zamora (que obtuvo en la Ciudad de Buenos Aires más del 10 por ciento de los votos y fue electo Diputado Nacional) había gastado 10 mil pesos. En aquel momento, un Diputado Nacional ganaba -entre dieta y desarraigo- alrededor de seis mil pesos mensuales; por lo que Zamora recuperó lo gastado en dos meses de trabajo. La cuenta era fácil y estaba a la vista de todos. Muchos se preguntarán cómo recuperaron los millones invertidos los grande Partidos Políticos… y también imaginan la respuesta.
Y la realidad es que estamos en medio de Corporaciones que actúan constantemente para posicionarse dentro de las redes de poder. A veces conviven casi a modo matrimonial y otras se enfrentan como equipos de fútbol de barrio que juegan por “plata” (¡y sí! ¿¡Qué esperaban!?).
Generalmente el origen del dinero parte de la que llamaremos Corporación Empresaria (Allí entran los distintos lobbys: Industriales, Financieros, Agropecuarios, de Servicios y otros). Y si ellos son los que ostentan la billetera que banca a la política, es probable que jueguen con esa ventaja ante la que denominamos la Corporación Política (En ella están representados los Partidos Políticos, los Sindicatos y otras Instituciones y ONG`s que plasman el espectro filosófico-ideológico de la sociedad). Por su parte, este grupo establece las reglas de juego y manda sobre la que señalamos como la Corporación Jurídico-Policial (Jueces, Fiscales, Abogados y Fuerzas de Seguridad) ya que estos últimos, necesitan del aval de las Legislaturas correspondientes y/o la elección del Gobierno de turno.
Esta parece ser la lógica más racional de este sistema. Pero todas estas Corporaciones se las arreglan para posicionarse un escalón más arriba del Poder merced a argucias que les brinda su propia normativa y espíritu de cuerpo:
- Las Fuerzas de Seguridad pueden direccionar la acción de la Justicia armando causas o desviando la investigación.
- El Poder Judicial puede apurar expedientes, desestimar pruebas o valorar testigos según criterios muy subjetivos.
- Las Legislaturas o los Gobiernos pueden elaborar leyes o decretos que no sean de la simpatía de los Empresarios.
- Y, por supuesto, los Empresarios pueden dejar de aportar a las causas partidarias.
- También todos pueden hacer lo contrario, actuar con ética y responsabilidad. En “Equilibrio”.
Todos “pueden” y eso es el juego del PODER, la posibilidad de hacer (¡Qué pena que todo lo que mencionamos es dañino!)
Y la Corporación –cualquiera de ellas- es como la droga: Una vez que estás dentro, es muy difícil salir indemne. Quien ingresa necesita de ella para sobrevivir porque si sale y cuenta lo que pasa dentro, es un traidor y –por lo tanto- no merecedor de pertenencia.
En los últimos días asistimos a una serie de rupturas, reacomodamientos, entredichos, discursos antagónicos y otros menesteres en todas las Corporaciones de las que dimos cuenta: Policías corruptos y desaforados; Jueces y Abogados cuestionados; quiebres y discusiones en el seno de los Partidos y Alianzas; y guerra entre los distintos actores del sector productivo por el reparto de las ganancias.
Pero nadie da un paso en falso, todos juegan el juego del “Poder” sin sacar los pies del plato. Y cuando más se muestran públicamente, más chance tienen de mantenerse visibles, bien adentro del plato para no quedarse sin plata. Para que no queden dudas.
La sentencia dejaba más que una alineación en el régimen en el que estamos inmersos y ante el que parecemos impotentes a la hora de poner un poco de equilibrio. El dinero -la “plata”- es una ilusión que nos brinda este sistema en el cual las cosas tienen un valor de cambio y donde al objeto, cuando más se lo recarga con esa ilusión de valorización, más incrementa su costo.
Militar políticamente cuesta dinero. Y no estoy hablando sólo de lo que significan el micro, el choripán y el vino o de la movilización como teatralización espectacular para la masa televidente. Moverse en el ámbito, juntar voluntades, posicionar cuadros, y hasta llegar a ser electo en un cargo, tiene su precio.
Recuerdo cuando en las elecciones legislativas de 2001, se publicaban las cifras millonarias que erogaban los principales Partidos Políticos y Alianzas de Partidos en el marco de las campañas proselitistas.
En contraposición, Luis Zamora (que obtuvo en la Ciudad de Buenos Aires más del 10 por ciento de los votos y fue electo Diputado Nacional) había gastado 10 mil pesos. En aquel momento, un Diputado Nacional ganaba -entre dieta y desarraigo- alrededor de seis mil pesos mensuales; por lo que Zamora recuperó lo gastado en dos meses de trabajo. La cuenta era fácil y estaba a la vista de todos. Muchos se preguntarán cómo recuperaron los millones invertidos los grande Partidos Políticos… y también imaginan la respuesta.
Y la realidad es que estamos en medio de Corporaciones que actúan constantemente para posicionarse dentro de las redes de poder. A veces conviven casi a modo matrimonial y otras se enfrentan como equipos de fútbol de barrio que juegan por “plata” (¡y sí! ¿¡Qué esperaban!?).
Generalmente el origen del dinero parte de la que llamaremos Corporación Empresaria (Allí entran los distintos lobbys: Industriales, Financieros, Agropecuarios, de Servicios y otros). Y si ellos son los que ostentan la billetera que banca a la política, es probable que jueguen con esa ventaja ante la que denominamos la Corporación Política (En ella están representados los Partidos Políticos, los Sindicatos y otras Instituciones y ONG`s que plasman el espectro filosófico-ideológico de la sociedad). Por su parte, este grupo establece las reglas de juego y manda sobre la que señalamos como la Corporación Jurídico-Policial (Jueces, Fiscales, Abogados y Fuerzas de Seguridad) ya que estos últimos, necesitan del aval de las Legislaturas correspondientes y/o la elección del Gobierno de turno.
Esta parece ser la lógica más racional de este sistema. Pero todas estas Corporaciones se las arreglan para posicionarse un escalón más arriba del Poder merced a argucias que les brinda su propia normativa y espíritu de cuerpo:
- Las Fuerzas de Seguridad pueden direccionar la acción de la Justicia armando causas o desviando la investigación.
- El Poder Judicial puede apurar expedientes, desestimar pruebas o valorar testigos según criterios muy subjetivos.
- Las Legislaturas o los Gobiernos pueden elaborar leyes o decretos que no sean de la simpatía de los Empresarios.
- Y, por supuesto, los Empresarios pueden dejar de aportar a las causas partidarias.
- También todos pueden hacer lo contrario, actuar con ética y responsabilidad. En “Equilibrio”.
Todos “pueden” y eso es el juego del PODER, la posibilidad de hacer (¡Qué pena que todo lo que mencionamos es dañino!)
Y la Corporación –cualquiera de ellas- es como la droga: Una vez que estás dentro, es muy difícil salir indemne. Quien ingresa necesita de ella para sobrevivir porque si sale y cuenta lo que pasa dentro, es un traidor y –por lo tanto- no merecedor de pertenencia.
En los últimos días asistimos a una serie de rupturas, reacomodamientos, entredichos, discursos antagónicos y otros menesteres en todas las Corporaciones de las que dimos cuenta: Policías corruptos y desaforados; Jueces y Abogados cuestionados; quiebres y discusiones en el seno de los Partidos y Alianzas; y guerra entre los distintos actores del sector productivo por el reparto de las ganancias.
Pero nadie da un paso en falso, todos juegan el juego del “Poder” sin sacar los pies del plato. Y cuando más se muestran públicamente, más chance tienen de mantenerse visibles, bien adentro del plato para no quedarse sin plata. Para que no queden dudas.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Los Pies en Plato
El Hombre en sí, es un Ser contradictorio. Vive decidiendo entre opciones opuestas a cada instante de su vida. Si no decide, se paraliza. No acciona. No vive.
Y la toma de posición lo ubica muchas veces en veredas opuestas y hasta incompatibles con su propia línea de pensamiento. Incoherencias inexplicables para un Ser racional, aunque podrían ser muy pertinentes como parte del instinto de supervivencia animal que todos llevamos dentro (algunos de modo más exacerbado que otros).
Hace unos años, trabajando en un empleo que nada tiene que ver con el periodismo, un ocasional compañero de trabajo me comentaba que hacía cuatro meses que había vuelto al país, después de haber residido durante seis años en EEUU. Mi pregunta fue casi instantánea…
-¿Qué fue lo que te hizo decidir regresar?
- Allá tenía todo –me respondió- . Trabajo, vivienda, vehículos, educación para mis hijos, esparcimiento, paisajes bellísimos.
¿Pero sabés qué? –Me cuestionó- Todo era demasiado aburrido, planificado, sin adrenalina. En EEUU llegaba el mes de Octubre y proyectabas las vacaciones. Pero no las de ese año, sino la de dos años después. Porque las de los meses siguientes, ya las tenías pautadas dos años antes!!! Extrañaba vivir al día, decidir sobre la marcha, que la vida tenga emoción y eso sólo pasa en Argentina.
La respuesta era rara. Pero para quien habita en nuestro país, la descripción no resulta para nada discordante con la vivencia. Sin dudas que aquí las cosas cambian de manera vertiginosa y de modo inexplicable: Precios, modas, gustos, leyes y hasta las nomenclaturas de los Partidos Políticos (que siempre son los mismos).
Por supuesto que en este espacio hablamos de política… y sin remontarnos a un pasado muy lejano ¡¿Cómo se siguen inventando “ismos”?!: Menemismo, Duhaldismo, Kirchnerismo, son Peronismos repersonalizados. Delaruismo, Alfonsinismo (Ricardismo, hoy), Cobismo, son Radicalismos apellidados.
Leyendo biografías de algunos representantes de los partidos más importantes, muchos de ellos dirigentes en funciones en el Estado desde hace varios años y otros en la oposición desde hace tiempos similares, encontré (¡ojo! no me creo merecedor del Pulitzer, ni mucho menos) y pensé bueno compartirlo y refrescarlo; gente que ha pasado por todos los “ismos” de sus partidos –y a veces de otros- sin importar si la corriente cambia de mano, defendiendo a capa y espada conceptos tan opuestos como la teoría de Lombrozo y los Derechos Humanos.
Vamos a dar dos nombres como ejemplo y siempre considerando el planteo inicial de esta reflexión: El hombre es contradictorio por naturaleza.
Miguel Ángel Pichetto tiene 60 años y desde 1983 está en la función pública. Fue parte del Cafierismo, del Menemismo, del Duhaldismo (desde la presidencia del Lomense es presidente del bloque de Senadores) y ahora en el Kirchnerismo. Y díganme ustedes si entre los cuatro “ismos” mencionados hay diferencias o son la misma cosa. Si es lo segundo, no se entienden las críticas que entre ellos mismos se propinan. Una vez, Gerónimo “Momo” Venegas (Peronista –no se de que rama, quizá Duhaldista- dirigente sindical) me dijo: - “No te equivoques. Pichetto siempre es oficialista…”
Elisa Carrió tiene 53 años y desde 1994 está en la función pública electiva (tuvo un paso por el Poder Judicial de su provincia natal -Chaco- durante la dictadura). Militó y fue electa legisladora por el Radicalismo, luego participó de la Alianza, más tarde fundó su partido ARI y ahora conformó otra Alianza de partidos denominada Coalición Cívica que, a su vez confluye en el llamado Acuerdo Cívico y Social junto a otros partidos políticos. ¿Existe una línea de coherencia en su trayecto? Pasó de ser miembro la APDH a negar que la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay haya hecho desaparecer personas. Alguna vez escribió Jorge Fontevecchia en la contratapa de su Diario Perfil: “Lo suyo no es ganar y menos gobernar”. Parece que su lugar siempre será ser oposición.
Pero al borde de las comparaciones, parece que una vez que se ponen los pies dentro del plato, hay que hacer equilibrio en ese plato. O pisar con un pie en un plato y otro plato con el otro pie hasta decidir poner de nuevo ambos en uno. Aunque lo que es seguro, es que si se dejan fuera, es casi imposible volver a subirse.
Quien entró a la política “armoniza” sus ideas en pos de no quedar afuera. Por algo nadie se fue cuando en 2001 todos gritaban “que se vayan todos”. Hicieron equilibrio en el juego de platos de la política y mantuvieron los pies adentro. En el oficialismo o en la oposición, más allá de los “ismos”. Conservando la idea de que Argentina tiene la adrenalina de lo impredecible pero con prácticas conservadoras envueltas en discursos progresistas.
Y la toma de posición lo ubica muchas veces en veredas opuestas y hasta incompatibles con su propia línea de pensamiento. Incoherencias inexplicables para un Ser racional, aunque podrían ser muy pertinentes como parte del instinto de supervivencia animal que todos llevamos dentro (algunos de modo más exacerbado que otros).
Hace unos años, trabajando en un empleo que nada tiene que ver con el periodismo, un ocasional compañero de trabajo me comentaba que hacía cuatro meses que había vuelto al país, después de haber residido durante seis años en EEUU. Mi pregunta fue casi instantánea…
-¿Qué fue lo que te hizo decidir regresar?
- Allá tenía todo –me respondió- . Trabajo, vivienda, vehículos, educación para mis hijos, esparcimiento, paisajes bellísimos.
¿Pero sabés qué? –Me cuestionó- Todo era demasiado aburrido, planificado, sin adrenalina. En EEUU llegaba el mes de Octubre y proyectabas las vacaciones. Pero no las de ese año, sino la de dos años después. Porque las de los meses siguientes, ya las tenías pautadas dos años antes!!! Extrañaba vivir al día, decidir sobre la marcha, que la vida tenga emoción y eso sólo pasa en Argentina.
La respuesta era rara. Pero para quien habita en nuestro país, la descripción no resulta para nada discordante con la vivencia. Sin dudas que aquí las cosas cambian de manera vertiginosa y de modo inexplicable: Precios, modas, gustos, leyes y hasta las nomenclaturas de los Partidos Políticos (que siempre son los mismos).
Por supuesto que en este espacio hablamos de política… y sin remontarnos a un pasado muy lejano ¡¿Cómo se siguen inventando “ismos”?!: Menemismo, Duhaldismo, Kirchnerismo, son Peronismos repersonalizados. Delaruismo, Alfonsinismo (Ricardismo, hoy), Cobismo, son Radicalismos apellidados.
Leyendo biografías de algunos representantes de los partidos más importantes, muchos de ellos dirigentes en funciones en el Estado desde hace varios años y otros en la oposición desde hace tiempos similares, encontré (¡ojo! no me creo merecedor del Pulitzer, ni mucho menos) y pensé bueno compartirlo y refrescarlo; gente que ha pasado por todos los “ismos” de sus partidos –y a veces de otros- sin importar si la corriente cambia de mano, defendiendo a capa y espada conceptos tan opuestos como la teoría de Lombrozo y los Derechos Humanos.
Vamos a dar dos nombres como ejemplo y siempre considerando el planteo inicial de esta reflexión: El hombre es contradictorio por naturaleza.
Miguel Ángel Pichetto tiene 60 años y desde 1983 está en la función pública. Fue parte del Cafierismo, del Menemismo, del Duhaldismo (desde la presidencia del Lomense es presidente del bloque de Senadores) y ahora en el Kirchnerismo. Y díganme ustedes si entre los cuatro “ismos” mencionados hay diferencias o son la misma cosa. Si es lo segundo, no se entienden las críticas que entre ellos mismos se propinan. Una vez, Gerónimo “Momo” Venegas (Peronista –no se de que rama, quizá Duhaldista- dirigente sindical) me dijo: - “No te equivoques. Pichetto siempre es oficialista…”
Elisa Carrió tiene 53 años y desde 1994 está en la función pública electiva (tuvo un paso por el Poder Judicial de su provincia natal -Chaco- durante la dictadura). Militó y fue electa legisladora por el Radicalismo, luego participó de la Alianza, más tarde fundó su partido ARI y ahora conformó otra Alianza de partidos denominada Coalición Cívica que, a su vez confluye en el llamado Acuerdo Cívico y Social junto a otros partidos políticos. ¿Existe una línea de coherencia en su trayecto? Pasó de ser miembro la APDH a negar que la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay haya hecho desaparecer personas. Alguna vez escribió Jorge Fontevecchia en la contratapa de su Diario Perfil: “Lo suyo no es ganar y menos gobernar”. Parece que su lugar siempre será ser oposición.
Pero al borde de las comparaciones, parece que una vez que se ponen los pies dentro del plato, hay que hacer equilibrio en ese plato. O pisar con un pie en un plato y otro plato con el otro pie hasta decidir poner de nuevo ambos en uno. Aunque lo que es seguro, es que si se dejan fuera, es casi imposible volver a subirse.
Quien entró a la política “armoniza” sus ideas en pos de no quedar afuera. Por algo nadie se fue cuando en 2001 todos gritaban “que se vayan todos”. Hicieron equilibrio en el juego de platos de la política y mantuvieron los pies adentro. En el oficialismo o en la oposición, más allá de los “ismos”. Conservando la idea de que Argentina tiene la adrenalina de lo impredecible pero con prácticas conservadoras envueltas en discursos progresistas.
sábado, 30 de octubre de 2010
Reflexiones sueltas, emociones atadas…
Estaba a punto de cumplir 5 años cuando murió Perón. Tengo un recuerdo muy vívido de aquellos días en los que la transmisión por Televisión del velatorio también tuvo relevante importancia. El Westfield blanco y negro que estaba en el comedor de mi casa mostraba una fila interminable de gente que intentaba llegar al ingreso del Palacio Legislativo. No entendía mucho lo que veía en aquel momento… comencé a comprenderlo con los años. A esa edad ya podía leer y escribir. Mi pasatiempo favorito era el de buscar palabras “largas” en el diario que cada tarde traía mi viejo después de trabajar. Por supuesto que la significación de las palabras no era mi fuerte con apenas cinco años. Era entretenido juntar las letras y dar en la tecla con la pronunciación. Entre esas palabras largas había encontrado una de la que no tenía la menor idea de lo que podía significar. Y pregunté:
- ¡Mamá! ¿Qué quiere decir “Antiperonismo”?
Un largo silencio y la intención de explicar lo que muchos adultos jamás comprenderían ni comprenderán.
Mi hija mayor hoy tiene casi la misma edad que tenía yo en aquel momento. Y padres periodistas que miran, escuchan y leen noticias. Igual que en mi infancia, un solo televisor en el comedor. El noticiero y un único tema durante tres días. Y las preguntas. Me dí cuenta que aprendí a preguntar muy bien, pero ¿responder?
- ¿Cómo se llamaba el Ex Presidente? ¿Por qué se murió? ¿La esposa del Ex Presidente es la Presidenta? ¡Cuánta gente que fue a verlo! ¿Por qué? ¿Y ahora cómo va a hacer la Presidenta?
Complicado. Difícil. Imposible.
Tres días estuve viendo y participando desde la cobertura, de un hecho trascendental. El reconocimiento a un hombre que, más allá de ideologías y diferencias, fue elegido y encumbrado por la mayoría de los argentinos fuera de cualquier número electoral.
La verdad es que no sé si Néstor Kirchner podrá estar a la altura de Juan Domingo Perón – me tocó vivir la decadencia y la peor parte de su vida política en un momento en el que sólo entendía que se podía o no comprar caramelos según la altura del mes-, su magnitud siempre he tratado de comprenderla por referencias.
A Kirchner lo festejé, lo padecí, lo admiré, lo sufrí y logró sorprenderme con esa postura casi antimarxista de poner a lo político como determinante último de las relaciones sociales; de sobreponerlo a lo económico al punto de mostrar e intentar demostrar que la política decide sobre el dinero y su manejo.
Quizás la tiranía del tiempo no le permitió mostrar sus últimas cartas. Muchos esperaban que pudiera encolumnar a mayorías abrumadoras en pos de la construcción de una Nación encaminada hacia la madurez (Oposición siempre habrá, sería insano que no exista); otros tantos esperaban que cediera ante la primera derrota fuerte –la 125- ante quienes se había enfrentado con vehemencia.
Desde hace un tiempo es casi inevitable que quienes hablan de política –en la familia, en el trabajo, en un bar o en una tribuna- no lo hagan contraponiendo a Kirchner y al “Kirchnerismo” con toda la oposición, en la que hay ideologías e intereses tan contrapuestos que complica cualquier acuerdo. Política de potrero. Pero, si salimos campeones, que importa de donde salen los jugadores. Qué raro que aún siendo fanático de Racing no pudiera evitar que en el país siempre se jugara un River-Boca.
Y como en aquel mes de Julio de 1974, con apenas cinco años por cumplir, supe que lo que estaba viendo y viviendo era algo grande, algo que seguramente recordaría con matices. Como también va a recordar la preguntona de mi hija, cuando –ya grande- tenga referencias del Ex Presidente y la Presidenta por los que se perdió los dibujitos durante varios días. Pero aún así, tuvo sus caramelos.
Las expresiones de aliento que se vieron durante el velatorio en la Casa Rosada, reflejaron un gesto en Cristina Fernández viuda de Kirchner por el cual, con su mano derecha parecía tomar esa fuerza, llevarla a su corazón y agradecerla besando esa mano para devolverle el gesto. También nosotros le expresamos nuestros mejores deseos y el apoyo de ser argentinos.
Por mi parte voy a seguir haciendo mi trabajo sin permitir que nadie trate de ubicarme en una vereda u otra, en un lado o en el “anti” del que alguna vez pregunté su por significado. Estoy decidido a seguir caminando por el medio de la calle.
- ¡Mamá! ¿Qué quiere decir “Antiperonismo”?
Un largo silencio y la intención de explicar lo que muchos adultos jamás comprenderían ni comprenderán.
Mi hija mayor hoy tiene casi la misma edad que tenía yo en aquel momento. Y padres periodistas que miran, escuchan y leen noticias. Igual que en mi infancia, un solo televisor en el comedor. El noticiero y un único tema durante tres días. Y las preguntas. Me dí cuenta que aprendí a preguntar muy bien, pero ¿responder?
- ¿Cómo se llamaba el Ex Presidente? ¿Por qué se murió? ¿La esposa del Ex Presidente es la Presidenta? ¡Cuánta gente que fue a verlo! ¿Por qué? ¿Y ahora cómo va a hacer la Presidenta?
Complicado. Difícil. Imposible.
Tres días estuve viendo y participando desde la cobertura, de un hecho trascendental. El reconocimiento a un hombre que, más allá de ideologías y diferencias, fue elegido y encumbrado por la mayoría de los argentinos fuera de cualquier número electoral.
La verdad es que no sé si Néstor Kirchner podrá estar a la altura de Juan Domingo Perón – me tocó vivir la decadencia y la peor parte de su vida política en un momento en el que sólo entendía que se podía o no comprar caramelos según la altura del mes-, su magnitud siempre he tratado de comprenderla por referencias.
A Kirchner lo festejé, lo padecí, lo admiré, lo sufrí y logró sorprenderme con esa postura casi antimarxista de poner a lo político como determinante último de las relaciones sociales; de sobreponerlo a lo económico al punto de mostrar e intentar demostrar que la política decide sobre el dinero y su manejo.
Quizás la tiranía del tiempo no le permitió mostrar sus últimas cartas. Muchos esperaban que pudiera encolumnar a mayorías abrumadoras en pos de la construcción de una Nación encaminada hacia la madurez (Oposición siempre habrá, sería insano que no exista); otros tantos esperaban que cediera ante la primera derrota fuerte –la 125- ante quienes se había enfrentado con vehemencia.
Desde hace un tiempo es casi inevitable que quienes hablan de política –en la familia, en el trabajo, en un bar o en una tribuna- no lo hagan contraponiendo a Kirchner y al “Kirchnerismo” con toda la oposición, en la que hay ideologías e intereses tan contrapuestos que complica cualquier acuerdo. Política de potrero. Pero, si salimos campeones, que importa de donde salen los jugadores. Qué raro que aún siendo fanático de Racing no pudiera evitar que en el país siempre se jugara un River-Boca.
Y como en aquel mes de Julio de 1974, con apenas cinco años por cumplir, supe que lo que estaba viendo y viviendo era algo grande, algo que seguramente recordaría con matices. Como también va a recordar la preguntona de mi hija, cuando –ya grande- tenga referencias del Ex Presidente y la Presidenta por los que se perdió los dibujitos durante varios días. Pero aún así, tuvo sus caramelos.
Las expresiones de aliento que se vieron durante el velatorio en la Casa Rosada, reflejaron un gesto en Cristina Fernández viuda de Kirchner por el cual, con su mano derecha parecía tomar esa fuerza, llevarla a su corazón y agradecerla besando esa mano para devolverle el gesto. También nosotros le expresamos nuestros mejores deseos y el apoyo de ser argentinos.
Por mi parte voy a seguir haciendo mi trabajo sin permitir que nadie trate de ubicarme en una vereda u otra, en un lado o en el “anti” del que alguna vez pregunté su por significado. Estoy decidido a seguir caminando por el medio de la calle.
sábado, 23 de octubre de 2010
La ley del más Pobre
Padecer o morir en defensa de las ideas o creencias es la definición conceptual de martirio.
El 1º de Mayo se recuerda a los “Mártires de Chicago”, un grupo que encabezó la protesta de trabajadores que reclamaban una jornada laboral de ocho horas en 1886 en EEUU y que fueran condenados a la horca. En la mayor parte del mundo es el Día del Trabajador, en EEUU el trabajador y su lucha no cuentan, es el Día de la Ley…
El “Día de la Mujer” también tiene un origen similar: cerca de 150 mujeres murieron en el incendio de una fábrica textil a mediados del siglo XIX cuando reclamaban remuneraciones equiparadas con la de los hombres que realizaban la misma tarea.
Pero estamos hablando de historia. Si hasta parece sólo una idea romántica de lucha en busca de la emoción de darle un sentido a las fechas.
Sin embargo, aquí y ahora también tenemos muertos y fechas. Treinta y tres muertos en el país, siete de ellos en la Ciudad de Buenos Aires fue el saldo de los sucesos del 19 y 20 de Diciembre de 2001 que culminaron con la caída de Fernando De La Rúa. Kosteki y Santillán, el 26 de Junio de 2002 eran parte de una manifestación de desocupados que cortaron el Puente Pueyrredón en plena crisis. Sus muertes obligaron al Presidente interino Eduardo Duhalde a llamar a elecciones y a olvidarse de ser candidato.
Hace tres días otra vez un reclamo justo se cobra una vida. Más allá de partidos políticos, ideologías y grupos de pertenencia se trata de otra vida. Y ya no es romántico. Es deplorable.
En primera persona, estuve realizando la cobertura del conflicto desde sus inicios: cortes de vía, bloqueos de boleterías, “batucadas” en la estación Constitución. Siempre había “grandotes” agrupados para amedrentar a los manifestantes y muchas veces, directamente fueron a increpar o a disuadir (término suave, si se quiere) a los líderes de la protesta de trabajadores despedidos o tercerizados del ex Ferrocarril Roca que pedían igual remuneración para igual tarea. Paradójicamente, el día del asesinato de Mariano Ferreyra estaba en el Senado de la Nación siguiendo la aprobación del proyecto de Restricción y Control de Armas. Tarde se acordaron. Hubo un “descontrolado” que usó una para matar y herir sin “restricciones”.
Norma Morandini es Senadora Nacional por Córdoba, pero primero es Periodista. Me dejó una reflexión que muchos conocen pero repiten sin sentido: “Cuando impera la violencia, pierde la política”. Justamente la política se desarrolló para dirimir las diferencias en el diálogo, para terminar con las guerras, para que las únicas armas que perduren en la lucha sean las palabras. Las palabras no matan a nadie pero pueden ganar un conflicto con argumentos. Lamentablemente, hay muchos que no entienden o no quieren utilizar las palabras porque se ven derrotados. Incluso muchos que comprenden el valor de las palabras, gritan porque no saben utilizarla.
Sin embargo, los que siempre piden a gritos Justicia, aún valorando la palabra y su significado, son los últimos en encontrarla. Por que son los más desposeídos, los más precarizados, los más desamparados. Los únicos que siempre están obligados a cumplir la ley, la ley del más pobre.
El 1º de Mayo se recuerda a los “Mártires de Chicago”, un grupo que encabezó la protesta de trabajadores que reclamaban una jornada laboral de ocho horas en 1886 en EEUU y que fueran condenados a la horca. En la mayor parte del mundo es el Día del Trabajador, en EEUU el trabajador y su lucha no cuentan, es el Día de la Ley…
El “Día de la Mujer” también tiene un origen similar: cerca de 150 mujeres murieron en el incendio de una fábrica textil a mediados del siglo XIX cuando reclamaban remuneraciones equiparadas con la de los hombres que realizaban la misma tarea.
Pero estamos hablando de historia. Si hasta parece sólo una idea romántica de lucha en busca de la emoción de darle un sentido a las fechas.
Sin embargo, aquí y ahora también tenemos muertos y fechas. Treinta y tres muertos en el país, siete de ellos en la Ciudad de Buenos Aires fue el saldo de los sucesos del 19 y 20 de Diciembre de 2001 que culminaron con la caída de Fernando De La Rúa. Kosteki y Santillán, el 26 de Junio de 2002 eran parte de una manifestación de desocupados que cortaron el Puente Pueyrredón en plena crisis. Sus muertes obligaron al Presidente interino Eduardo Duhalde a llamar a elecciones y a olvidarse de ser candidato.
Hace tres días otra vez un reclamo justo se cobra una vida. Más allá de partidos políticos, ideologías y grupos de pertenencia se trata de otra vida. Y ya no es romántico. Es deplorable.
En primera persona, estuve realizando la cobertura del conflicto desde sus inicios: cortes de vía, bloqueos de boleterías, “batucadas” en la estación Constitución. Siempre había “grandotes” agrupados para amedrentar a los manifestantes y muchas veces, directamente fueron a increpar o a disuadir (término suave, si se quiere) a los líderes de la protesta de trabajadores despedidos o tercerizados del ex Ferrocarril Roca que pedían igual remuneración para igual tarea. Paradójicamente, el día del asesinato de Mariano Ferreyra estaba en el Senado de la Nación siguiendo la aprobación del proyecto de Restricción y Control de Armas. Tarde se acordaron. Hubo un “descontrolado” que usó una para matar y herir sin “restricciones”.
Norma Morandini es Senadora Nacional por Córdoba, pero primero es Periodista. Me dejó una reflexión que muchos conocen pero repiten sin sentido: “Cuando impera la violencia, pierde la política”. Justamente la política se desarrolló para dirimir las diferencias en el diálogo, para terminar con las guerras, para que las únicas armas que perduren en la lucha sean las palabras. Las palabras no matan a nadie pero pueden ganar un conflicto con argumentos. Lamentablemente, hay muchos que no entienden o no quieren utilizar las palabras porque se ven derrotados. Incluso muchos que comprenden el valor de las palabras, gritan porque no saben utilizarla.
Sin embargo, los que siempre piden a gritos Justicia, aún valorando la palabra y su significado, son los últimos en encontrarla. Por que son los más desposeídos, los más precarizados, los más desamparados. Los únicos que siempre están obligados a cumplir la ley, la ley del más pobre.
sábado, 9 de octubre de 2010
Para poner un poco de Juicio
En algún momento hablamos del Estado Moderno como un regente de derechos y deberes, basado en una burocracia administrativa de profesionales y técnicos encargados de chequear el cumplimiento de las normas o leyes acordadas por los miembros de ese Estado: sus habitantes.
Hoy, esa burocracia suma clientes pero elimina mano de obra especializada ¿Cómo? Con tecnología.
Y sino pregunten a la Señora Presidente que utiliza la herramienta del Twitter como una ametralladora Uzi de párrafos de dos líneas y media, escupiendo un Tweet tras otro, cual vainas que descartan la ojiva de frases reacomodadas intentando puntería discursiva.
Hace un par de días, desde Alemania, volvió a pegarle al Poder Judicial que no accede a las requisitorias del partido de gobierno. Se quejó de la “justicia cautelar”, y con razón ¡Con toda la razón! ¿Cautela con qué o con quiénes? ¿Con la trampa? ¿Con los que delinquieron desobedeciendo las leyes que todos aceptamos? ¿Con los que roban y matan? ¡La cautela la tenemos que tener nosotros que salimos a laburar todos los días sin saber si llegamos al trabajo –mataron a un chofer de colectivos esta semana- o si volvemos a casa –asesinaron a un modelo en la puerta de la vivienda de su novia-!
Sin embargo, la embestida del oficialismo contra la Corte o sobre los Jueces se contradice desde la propia raíz. El principal argumento es que a los jueces no se los elige y por lo tanto no pueden decidir sobre si sirve o no una nueva norma o ley, aprobada por un poder electo. ¡Otra vez estamos de acuerdo!
Ahora, la contradicción.
Desde la reforma Constitucional de 1995 (hace 15 años nada menos) no se cumple con varios de sus artículos:
El 24 dice “El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos, y el establecimiento del juicio por jurados.”
Esa normativa que ordena nuestra constitución, devolvería la Justicia a las manos del pueblo, que estaría involucrado directamente en la impartición de justicia, de modo transparente.
En 2005 (diez años después de la Reforma de Rosario), fue la Provincia de Córdoba la primera en incorporar esta figura Constitucional, con un gobierno del mismo color político que el actual.
Pero más allá –o más acá-, desde 2007 descansan en el Congreso Nacional (muchos también desde antes) varios proyectos de Ley para el establecimiento de Juicio por Jurados; y el que más chance tenía de llegar al tratamiento pertenece a la entonces Senadora ¡Cristina Fernández de Kirchner! Quien en aquel momento era la Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado y Esposa de quien era el Presidente de la Nación en funciones Néstor Kirchner.
Sin embargo, desde ese año y hasta la derrota electoral del Junio de 2009 y el cambio de conformación en el Congreso Nacional, el Gobierno contaba con mayoría absoluta en ambas Cámaras. A pesar de ello, no insistió en la aplicación de la Constitución para realizar una verdadera Reforma Judicial e instalar la figura del Juicio por Jurados como una forma de darle al Pueblo la posibilidad de juzgar a los que vulneran las leyes, de la misma manera que califica a sus dirigentes políticos cuando los castiga en las urnas electorales. Ni en Comisiones tuvo tratamiento el Proyecto.
Está Bien. Esto implicaría renunciar a una “justicia jurídicamente perfecta”, ya que un jurado nunca será ni erudito ni jurisconsulto como puede serlo un juez. Pero de la tensión que se produce entre el poder y el ciudadano que reclama justicia, surge en el juicio por jurado la garantía de justicia que es reclamada por todos los actores.
Además, otros dos artículos de la Constitución se refieren a esta modalidad: el 75 inciso 12 y el 118; ambos definen cómo y cuándo deben realizarse los Juicios por Jurados
Los argumentos pueden ser interminables a favor de esta normativa ya que lograría transparentar proveyendo los medios para objetar y discutir las normas y valores de la comunidad en el procedimiento judicial, brindando la oportunidad de legitimar el sistema de justicia al permitir a los ciudadanos validar las leyes aplicándolas en casos específicos.
¿Qué es lo que no permite a la dirigencia política en uso de una banca, lograr un acuerdo para que se cumpla con un mandato Constitucional que se ha dejado afuera desde hace 15 años? ¿Quiénes les atan las manos? ¿Qué intereses existen en las corporaciones judiciales, políticas y empresarias para que no se cumpla con la Carta Magna? ¿Quién puede explicarlo? ¿Quién argumenta? ¿A quién le van a echar la culpa ahora? ¿Al oficialismo, a la oposición?
El mismo día en que la Señora CFKArgentina se despachó vía Twitter contra la “Justicia Cautelar”, yo –que también utilizo el Twitter, aunque en menor medida- decidí utilizar mi Tweet Número 200 (Tweet bicentenario, me acotaron) para responderle a nuestra Primera Mandataria, y decía: “Sra. Presidente. A los jueces los elige la política, no la ciudadanía.” Siga participando…
Hoy, esa burocracia suma clientes pero elimina mano de obra especializada ¿Cómo? Con tecnología.
Y sino pregunten a la Señora Presidente que utiliza la herramienta del Twitter como una ametralladora Uzi de párrafos de dos líneas y media, escupiendo un Tweet tras otro, cual vainas que descartan la ojiva de frases reacomodadas intentando puntería discursiva.
Hace un par de días, desde Alemania, volvió a pegarle al Poder Judicial que no accede a las requisitorias del partido de gobierno. Se quejó de la “justicia cautelar”, y con razón ¡Con toda la razón! ¿Cautela con qué o con quiénes? ¿Con la trampa? ¿Con los que delinquieron desobedeciendo las leyes que todos aceptamos? ¿Con los que roban y matan? ¡La cautela la tenemos que tener nosotros que salimos a laburar todos los días sin saber si llegamos al trabajo –mataron a un chofer de colectivos esta semana- o si volvemos a casa –asesinaron a un modelo en la puerta de la vivienda de su novia-!
Sin embargo, la embestida del oficialismo contra la Corte o sobre los Jueces se contradice desde la propia raíz. El principal argumento es que a los jueces no se los elige y por lo tanto no pueden decidir sobre si sirve o no una nueva norma o ley, aprobada por un poder electo. ¡Otra vez estamos de acuerdo!
Ahora, la contradicción.
Desde la reforma Constitucional de 1995 (hace 15 años nada menos) no se cumple con varios de sus artículos:
El 24 dice “El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos, y el establecimiento del juicio por jurados.”
Esa normativa que ordena nuestra constitución, devolvería la Justicia a las manos del pueblo, que estaría involucrado directamente en la impartición de justicia, de modo transparente.
En 2005 (diez años después de la Reforma de Rosario), fue la Provincia de Córdoba la primera en incorporar esta figura Constitucional, con un gobierno del mismo color político que el actual.
Pero más allá –o más acá-, desde 2007 descansan en el Congreso Nacional (muchos también desde antes) varios proyectos de Ley para el establecimiento de Juicio por Jurados; y el que más chance tenía de llegar al tratamiento pertenece a la entonces Senadora ¡Cristina Fernández de Kirchner! Quien en aquel momento era la Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado y Esposa de quien era el Presidente de la Nación en funciones Néstor Kirchner.
Sin embargo, desde ese año y hasta la derrota electoral del Junio de 2009 y el cambio de conformación en el Congreso Nacional, el Gobierno contaba con mayoría absoluta en ambas Cámaras. A pesar de ello, no insistió en la aplicación de la Constitución para realizar una verdadera Reforma Judicial e instalar la figura del Juicio por Jurados como una forma de darle al Pueblo la posibilidad de juzgar a los que vulneran las leyes, de la misma manera que califica a sus dirigentes políticos cuando los castiga en las urnas electorales. Ni en Comisiones tuvo tratamiento el Proyecto.
Está Bien. Esto implicaría renunciar a una “justicia jurídicamente perfecta”, ya que un jurado nunca será ni erudito ni jurisconsulto como puede serlo un juez. Pero de la tensión que se produce entre el poder y el ciudadano que reclama justicia, surge en el juicio por jurado la garantía de justicia que es reclamada por todos los actores.
Además, otros dos artículos de la Constitución se refieren a esta modalidad: el 75 inciso 12 y el 118; ambos definen cómo y cuándo deben realizarse los Juicios por Jurados
Los argumentos pueden ser interminables a favor de esta normativa ya que lograría transparentar proveyendo los medios para objetar y discutir las normas y valores de la comunidad en el procedimiento judicial, brindando la oportunidad de legitimar el sistema de justicia al permitir a los ciudadanos validar las leyes aplicándolas en casos específicos.
¿Qué es lo que no permite a la dirigencia política en uso de una banca, lograr un acuerdo para que se cumpla con un mandato Constitucional que se ha dejado afuera desde hace 15 años? ¿Quiénes les atan las manos? ¿Qué intereses existen en las corporaciones judiciales, políticas y empresarias para que no se cumpla con la Carta Magna? ¿Quién puede explicarlo? ¿Quién argumenta? ¿A quién le van a echar la culpa ahora? ¿Al oficialismo, a la oposición?
El mismo día en que la Señora CFKArgentina se despachó vía Twitter contra la “Justicia Cautelar”, yo –que también utilizo el Twitter, aunque en menor medida- decidí utilizar mi Tweet Número 200 (Tweet bicentenario, me acotaron) para responderle a nuestra Primera Mandataria, y decía: “Sra. Presidente. A los jueces los elige la política, no la ciudadanía.” Siga participando…
sábado, 25 de septiembre de 2010
La Revolución de la Izquierda y la Derecha
En la Francia de 1789, una clase con representación política decidió revolucionar las formas de Poder y eliminar el “derecho divino” de pertenencia a una Casta, para instaurar la “propiedad privada” y el concepto de economía como determinante histórico social.
Esta clase, la Burguesía, conformó el llamado “Tercer Estado” (después de la Realeza y la Nobleza), comenzando a tomar las decisiones en una nación que dejaba de ser monárquica para comenzar a ser una república en su etapa embrionaria.
Toda la Burguesía era revolucionaria -aunque con matices- respecto de la Monarquía. Todos querían erradicarla, terminar con los privilegios de las castas. Y también la mayoría de los burgueses no querían que los estratos más bajos de la sociedad tuvieran los mismos derechos que ellos. Revolucionarios en busca de privilegios propios.
Es en este marco en el cual surge la denominación o división entre Izquierda y Derecha. La Asamblea Nacional (Sólo representada por la Burguesía –Ellos se consideraban la Nación-) tenía entre sus representantes a dos clubes (origen de los partidos políticos): Los Girondinos –por pertenecer a una burguesía acomodada de la zona de la Gironda, al sur de Francia- y los Jacobinos –generalmente parisinos profesionales y comerciantes llamados así porque se reunían en el Convento de los Jacobinos para sus mítines políticos-. Los primeros se ubicaban en el sector Derecho de la Asamblea y los segundos, en el Izquierdo; por eso, para dar la palabra, quien presidía la Asamblea se refería a la Izquierda o a la Derecha. Quienes estaban a la Derecha eran “moderados” por lo que se los tildó de conservadores, mientras quienes estaban a la Izquierda eran más “radicales” y por tanto más progresistas. De allí la sinonimia de nuestros tiempos.
No hay mucha diferencia entre aquello y esto, entre la historia y el presente en cuanto al egoísmo humano. Izquierda y derecha pertenecen al mismo cuerpo y muchas veces no se sabe con cual de las dos patea mejor, si es ambidiestro (o ambisiniestro), si patea con las dos o gambeta con una y hace el caño con la otra.
A veces se confunde y esta sinonimia de la que hiciéramos referencia dos párrafos atrás, pareciera no tener ningún sentido. Si el ejemplo fuera “violencia y autoritarismo”, no habría ninguna margen de error e, indudablemente, se trata de una estructura de “Derecha”. Sin embargo, existieron Mao y Stalin, y hoy existe Chavez. Si razonáramos un segundo, “violencia y autoritarismo” no son buenos de ningún modo, más allá de Izquierdas o Derechas. Entonces… ¿Cuál es la diferencia entre Izquierda y Derecha? Parece que sólo una ubicación espacial. Lo que no encuentra espacio concreto es el “Sentido Común”, ese en el que concuerdan la mayoría de la gente. Y no hablo del 50 más uno por ciento, mayoría es casi una totalidad.
La historia la escriben los que ganan, pero nunca gana la gente, nunca las mayorías. Sin embargo, los que la escriben porque ganan, ganan gracias a las mayorías.
Los proyectos políticos que triunfan y sus dirigentes responden a intereses corporativos. Cuando una parte importante de esos intereses, o las promesas de responder a esos intereses, se compatibilizan con los de la mayoría de la gente, llegan al Poder. Pero aquellas inquietudes de las clases dirigidas que son conflictivas o pueden poner en tensión los intereses de las corporaciones que representan los dirigentes en el Poder, se corporizan en la opinión pública, deja de haber compatibilidad y confrontan con intereses de otras corporaciones que, a partir de sus dirigentes, buscan el acceso al Poder para responder a sus señores, utilizando las mismas promesas que sus antecesores.
Así hemos escuchado e intentado comprender conceptos o frases como “Revolución Productiva”, “Justicia Social”, “Redistribución de la Riqueza”, “Con la Democracia se Come, se Educa y se Cura”, “El que apuesta al Dólar, pierde”, “Trasvasamiento Generacional”, “Ingreso Universal a la Niñez”, “Somos el Primer Mundo”,
“La Argentina es un país condenado al éxito”, “La casa está en orden”, “Si quieren venir que vengan que les presentaremos batalla” e infinidad de aforismos discursivos floridos para endulzar oídos de ingenuos creyentes de verdades de un minuto.
En las grandes potencias, además de priorizar la educación como apuesta al futuro de prosperidad (saben que sin inteligencia no hay progreso), suelen alternarse representaciones políticas más o menos conservadoras, o más o menos progresistas (Léase Demócratas y Republicanos, Conservadores y Laboristas, Popular y Socialista, y pueden seguir las firmas). Sin embargo, las naciones siempre tienen el mismo rumbo: avanzar mejorando hacia el futuro.
Hoy hay muchas derechas y muchas izquierdas. Izquierdas que funcionan como derechas o al revés. El hombre tiene hemisferios, el planeta tiene hemisferios. Sin extremismos ni acusaciones berretas. El mundo sigue girando y, según en qué lado quieras pararte con “Sentido Común”, la Revolución será de Izquierda o Derecha, de ambas o no será Revolución.
Esta clase, la Burguesía, conformó el llamado “Tercer Estado” (después de la Realeza y la Nobleza), comenzando a tomar las decisiones en una nación que dejaba de ser monárquica para comenzar a ser una república en su etapa embrionaria.
Toda la Burguesía era revolucionaria -aunque con matices- respecto de la Monarquía. Todos querían erradicarla, terminar con los privilegios de las castas. Y también la mayoría de los burgueses no querían que los estratos más bajos de la sociedad tuvieran los mismos derechos que ellos. Revolucionarios en busca de privilegios propios.
Es en este marco en el cual surge la denominación o división entre Izquierda y Derecha. La Asamblea Nacional (Sólo representada por la Burguesía –Ellos se consideraban la Nación-) tenía entre sus representantes a dos clubes (origen de los partidos políticos): Los Girondinos –por pertenecer a una burguesía acomodada de la zona de la Gironda, al sur de Francia- y los Jacobinos –generalmente parisinos profesionales y comerciantes llamados así porque se reunían en el Convento de los Jacobinos para sus mítines políticos-. Los primeros se ubicaban en el sector Derecho de la Asamblea y los segundos, en el Izquierdo; por eso, para dar la palabra, quien presidía la Asamblea se refería a la Izquierda o a la Derecha. Quienes estaban a la Derecha eran “moderados” por lo que se los tildó de conservadores, mientras quienes estaban a la Izquierda eran más “radicales” y por tanto más progresistas. De allí la sinonimia de nuestros tiempos.
No hay mucha diferencia entre aquello y esto, entre la historia y el presente en cuanto al egoísmo humano. Izquierda y derecha pertenecen al mismo cuerpo y muchas veces no se sabe con cual de las dos patea mejor, si es ambidiestro (o ambisiniestro), si patea con las dos o gambeta con una y hace el caño con la otra.
A veces se confunde y esta sinonimia de la que hiciéramos referencia dos párrafos atrás, pareciera no tener ningún sentido. Si el ejemplo fuera “violencia y autoritarismo”, no habría ninguna margen de error e, indudablemente, se trata de una estructura de “Derecha”. Sin embargo, existieron Mao y Stalin, y hoy existe Chavez. Si razonáramos un segundo, “violencia y autoritarismo” no son buenos de ningún modo, más allá de Izquierdas o Derechas. Entonces… ¿Cuál es la diferencia entre Izquierda y Derecha? Parece que sólo una ubicación espacial. Lo que no encuentra espacio concreto es el “Sentido Común”, ese en el que concuerdan la mayoría de la gente. Y no hablo del 50 más uno por ciento, mayoría es casi una totalidad.
La historia la escriben los que ganan, pero nunca gana la gente, nunca las mayorías. Sin embargo, los que la escriben porque ganan, ganan gracias a las mayorías.
Los proyectos políticos que triunfan y sus dirigentes responden a intereses corporativos. Cuando una parte importante de esos intereses, o las promesas de responder a esos intereses, se compatibilizan con los de la mayoría de la gente, llegan al Poder. Pero aquellas inquietudes de las clases dirigidas que son conflictivas o pueden poner en tensión los intereses de las corporaciones que representan los dirigentes en el Poder, se corporizan en la opinión pública, deja de haber compatibilidad y confrontan con intereses de otras corporaciones que, a partir de sus dirigentes, buscan el acceso al Poder para responder a sus señores, utilizando las mismas promesas que sus antecesores.
Así hemos escuchado e intentado comprender conceptos o frases como “Revolución Productiva”, “Justicia Social”, “Redistribución de la Riqueza”, “Con la Democracia se Come, se Educa y se Cura”, “El que apuesta al Dólar, pierde”, “Trasvasamiento Generacional”, “Ingreso Universal a la Niñez”, “Somos el Primer Mundo”,
“La Argentina es un país condenado al éxito”, “La casa está en orden”, “Si quieren venir que vengan que les presentaremos batalla” e infinidad de aforismos discursivos floridos para endulzar oídos de ingenuos creyentes de verdades de un minuto.
En las grandes potencias, además de priorizar la educación como apuesta al futuro de prosperidad (saben que sin inteligencia no hay progreso), suelen alternarse representaciones políticas más o menos conservadoras, o más o menos progresistas (Léase Demócratas y Republicanos, Conservadores y Laboristas, Popular y Socialista, y pueden seguir las firmas). Sin embargo, las naciones siempre tienen el mismo rumbo: avanzar mejorando hacia el futuro.
Hoy hay muchas derechas y muchas izquierdas. Izquierdas que funcionan como derechas o al revés. El hombre tiene hemisferios, el planeta tiene hemisferios. Sin extremismos ni acusaciones berretas. El mundo sigue girando y, según en qué lado quieras pararte con “Sentido Común”, la Revolución será de Izquierda o Derecha, de ambas o no será Revolución.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Paga el que sigue
¿Quién de ustedes se acuerda de la película Cadena de Favores? Soberbias actuaciones de Kevin Spacey, Helen Hunt y Haley Joel Osment (el chico de Sexto Sentido) sobre la idea solidaria que surge en un niño de hacer favores a tres desconocidos, que –a su vez- se comprometían a hacer lo mismo con otros tres, dejando en el aire la frase “Paga el que sigue”. Más allá de discernir entre culpas y responsabilidades, se planteaba la tarea de los mayores por forjar en las futuras generaciones la idea del compromiso por el cambio (no del espacio político que lleva ese nombre, ¡eh!), por mejorar lo que se salió del cauce a partir de una idea sencilla.
La creatividad en la búsqueda de soluciones a problemas complejos, era el principio objetivo de la política educativa hacia la apatía de los preadolescentes por el futuro. No vamos a hacer un planteo filosófico acerca del sistema educativo argentino (ya que a la vista de todos está expuesto su diagnóstico) pero sí de esa idea, que al igual que en el film referido, flota en el ambiente: “Paga el que sigue”.
Lamentablemente aquí no tiene que ver con solucionar inconvenientes que otros no pudieron solucionar o con el altruismo de hacer favores, sino con expiar culpas de lo que no se puede o lo que no se va a hacer. Y, de este modo, parecemos atrasar treinta años. “El que sigue” llega treinta años después, media vida o un tercio de vida después (según cuál sea nuestra expectativa de vida). Los Gobiernos plantean como política de Estado la resolución inmediata de algo que pasó hace tres décadas como si lo que estamos viviendo hoy fuera directamente consecuencia de aquello, utilizando paliativos para lo que ocurre ahora. ¡Ojo! No digo que no hay que corregir, juzgar y condenar las inmoralidades y dejarlas impunes. Es más que necesario hacer justicia. Lo que es inconcebible es que las inmoralidades de hoy las “pague el que sigue”
Chistian Ferrer, un loco lindo y anarquista que fuera profesor mío en la UBA, explicaba con voz grave y susurrante la idea de progresión como la suma de un número más el mismo número, y realizando la misma operación con cada resultado obtenido progresivamente. Siempre el doble del número resultante. De ese concepto matemático surgió la idea político-económica de progreso: Siempre sumar el doble. Progreso implica futuro, proyección, planificación común, idea de logro.
Ahora… ¿Cómo se compatibiliza la idea de “Progre” con el revisionismo del pasado sin tener en cuenta el presente? ¿La progresión es sobre el pago del que sigue?
¿Cuánto hace que no se acuerda un proyecto de país? Escuchamos debates “de cuarta” en Congresos y Legislaturas en los que, el fondo de la cuestión es quiénes hablan primero y por cuanto tiempo. Y, durante los supuestos discursos de fundamentación, menos de la mitad de los integrantes de las Cámara están presentes escuchando las argumentaciones. Las posiciones están tomadas y son irreductibles. No hay debate, hay exposiciones con decisiones adquiridas previamente en las roscas de despacho o de pasillo.
¿Cómo se pueden consensuar aspectos comunes para un Proyecto de País de esta manera? Y nadie cede un centímetro (o un centavo). La confrontación es total. La guerra es total pero la sangre que corre es ajena. La dirigencia está a salvo buscando la manera de mantener su espacio de poder, cuando no de ampliarlo.
La idea de progreso sigue siendo para unos pocos que no pertenecen a la clase pobre, media pobre, clase media ni media media. El progreso siempre es de los mismos y cuando parece que viene un tiro para el lado de la justicia, hay tufillo a trampa.
Echar la culpa es el deporte predilecto, y si el supuesto culpable ya no está, mejor.
Siempre me pregunto ¿Vivirá Menem el tiempo suficiente para ser juzgado por sus delitos?¿De la Rua?¿Duhalde?¿Kirchner? ¿Qué tan responsables son? Calzarse la banda y el bastón y sentarse en el Sillón de Rivadavia no debe ser tarea fácil ¿de acuerdo? Estar al frente de algo no es tarea fácil y es plausible de errores. Pero pocos padres educan a sus hijos sin ideas convincentes (pueden ser malas o buenas, pero creen que son lo mejor y más valioso para ellos). Allí radica la responsabilidad del poder: en el poder hacer sin esperar que “pague el que sigue”. Hagan el favor.
La creatividad en la búsqueda de soluciones a problemas complejos, era el principio objetivo de la política educativa hacia la apatía de los preadolescentes por el futuro. No vamos a hacer un planteo filosófico acerca del sistema educativo argentino (ya que a la vista de todos está expuesto su diagnóstico) pero sí de esa idea, que al igual que en el film referido, flota en el ambiente: “Paga el que sigue”.
Lamentablemente aquí no tiene que ver con solucionar inconvenientes que otros no pudieron solucionar o con el altruismo de hacer favores, sino con expiar culpas de lo que no se puede o lo que no se va a hacer. Y, de este modo, parecemos atrasar treinta años. “El que sigue” llega treinta años después, media vida o un tercio de vida después (según cuál sea nuestra expectativa de vida). Los Gobiernos plantean como política de Estado la resolución inmediata de algo que pasó hace tres décadas como si lo que estamos viviendo hoy fuera directamente consecuencia de aquello, utilizando paliativos para lo que ocurre ahora. ¡Ojo! No digo que no hay que corregir, juzgar y condenar las inmoralidades y dejarlas impunes. Es más que necesario hacer justicia. Lo que es inconcebible es que las inmoralidades de hoy las “pague el que sigue”
Chistian Ferrer, un loco lindo y anarquista que fuera profesor mío en la UBA, explicaba con voz grave y susurrante la idea de progresión como la suma de un número más el mismo número, y realizando la misma operación con cada resultado obtenido progresivamente. Siempre el doble del número resultante. De ese concepto matemático surgió la idea político-económica de progreso: Siempre sumar el doble. Progreso implica futuro, proyección, planificación común, idea de logro.
Ahora… ¿Cómo se compatibiliza la idea de “Progre” con el revisionismo del pasado sin tener en cuenta el presente? ¿La progresión es sobre el pago del que sigue?
¿Cuánto hace que no se acuerda un proyecto de país? Escuchamos debates “de cuarta” en Congresos y Legislaturas en los que, el fondo de la cuestión es quiénes hablan primero y por cuanto tiempo. Y, durante los supuestos discursos de fundamentación, menos de la mitad de los integrantes de las Cámara están presentes escuchando las argumentaciones. Las posiciones están tomadas y son irreductibles. No hay debate, hay exposiciones con decisiones adquiridas previamente en las roscas de despacho o de pasillo.
¿Cómo se pueden consensuar aspectos comunes para un Proyecto de País de esta manera? Y nadie cede un centímetro (o un centavo). La confrontación es total. La guerra es total pero la sangre que corre es ajena. La dirigencia está a salvo buscando la manera de mantener su espacio de poder, cuando no de ampliarlo.
La idea de progreso sigue siendo para unos pocos que no pertenecen a la clase pobre, media pobre, clase media ni media media. El progreso siempre es de los mismos y cuando parece que viene un tiro para el lado de la justicia, hay tufillo a trampa.
Echar la culpa es el deporte predilecto, y si el supuesto culpable ya no está, mejor.
Siempre me pregunto ¿Vivirá Menem el tiempo suficiente para ser juzgado por sus delitos?¿De la Rua?¿Duhalde?¿Kirchner? ¿Qué tan responsables son? Calzarse la banda y el bastón y sentarse en el Sillón de Rivadavia no debe ser tarea fácil ¿de acuerdo? Estar al frente de algo no es tarea fácil y es plausible de errores. Pero pocos padres educan a sus hijos sin ideas convincentes (pueden ser malas o buenas, pero creen que son lo mejor y más valioso para ellos). Allí radica la responsabilidad del poder: en el poder hacer sin esperar que “pague el que sigue”. Hagan el favor.
sábado, 28 de agosto de 2010
La Era del Medio
Si no se quisiera controlar la información ¿para qué se arma una ley de medios? ¿para qué se construye un informe sobre una empresa de medios?. Si la Justicia es independiente ¿por qué no se denunció -desde el principio- judicialmente a las empresas de medios que están fuera de la ley? ¿por qué no se presentaron las pruebas directamente a los jueces?
A los dirigentes políticos que deben controlar desde el Estado, los elegimos nosotros con listas que arman ellos con empresarios cercanos. Y a los jueces los eligen los dirigentes políticos ya que sus pliegos deben ser aprobados por las Legislaturas. Los únicos que confiamos en soluciones que nunca llegan somos los votantes, que estamos como el “loco” del futbol: siempre al medio y viendo como se pasan la pelota…
La función principal del Periodista es la de brindar al público las herramientas necesarias para que éste pueda construir un panorama de lo que pasa a su alrededor; con información, antecedentes y posibles consecuencias; ofreciéndole el desarrollo de los hechos y, de este modo, reconocer como influyen en su vida, en su cotidianidad.
Esto no es una definición ni una sentencia, sino una expresión de deseo. Pero a la vez, es reconocer para que estamos dentro de la estructura social, saber por qué este oficio se ha profesionalizado y existen infinidad de Centros de Estudio, Institutos, Facultades y hasta Universidades que se dedican a enseñar esta disciplina; y en nuestro país, existen alrededor de 15 mil periodistas y una cantidad similar de estudiantes de Carreras orientadas a la Comunicación.
Una de las tareas más importantes de los Periodistas es determinar que es más importante -dentro de todo lo importante- como para ser informado o transformarse en noticia. A esto se denomina AGENDA.
Por supuesto que aquí se mostrará la visión del periodista, una parcialidad en la toma de decisiones sobre los temas de la Agenda; para lo que deberá tener en cuenta el interés común, el sentido común y el conocimiento de la coyuntura y los antecedentes que hacen que estos temas adquieran relevancia y –por lo tanto- tratamiento.
Pero… ¿Está mal que tome estas decisiones? ¿Que marque el rumbo temático de los acontecimientos que preocupan?
Cualquier Profesional toma decisiones sobre lo que debe hacer quien lo consulta: Un Médico decide sobre la medicación o el tratamiento de un paciente; un Abogado, sobre la estrategia de defensa o acusación en un tema Judicial; un Financista, sobre dónde y cuándo invertir y en qué invertir; un Arquitecto, sobre diseños y materiales. Puede aceptar sugerencias, ideas, acotaciones; pero es su conocimiento el que le permitirá tomar las decisiones en última instancia.
El Periodista es eso: un Profesional de consulta sobre información de toda índole; y la decisión acerca de la credibilidad y fiabilidad del periodista se la da el público que lo sigue, como un cliente de cualquier Profesional. De hecho, paga por recibir información: compra el Diario, paga Internet, Cable o factura de Electricidad.
Ahora… ¿Cuántos Profesionales trabajan en forma independiente? La mayoría lo hace como empleado de una Empresa que –generalmente- pondera la ganancia o el rédito más allá del tipo de Compañía de la que se trate: constructora, financiera, de salud o de medios. Es allí donde se plantea de necesidad de “cintura”, para que la requisitoria empresaria sea compatible con las decisiones profesionales del servicio que se debe brindar.
Y acá empiezan los problemas.
En primer lugar, la mayoría de los propietarios de los grandes Medios de Comunicación en nuestro país y en el mundo no son Profesionales de la Comunicación, son Empresarios que –además- tienen medios de comunicación. El ejemplo más claro es de del Grupo Clarín, fundado por un periodista pero transformado, con el devenir de la historia, en una empresa cuyo principal ingreso tiene que ver con los servicios (Cable e Internet). O el Grupo América, cuyos propietarios son empresarios de otros rubros o dirigentes políticos. Esto genera el choque entre el deber ser y la búsqueda de ganancias.
La Agenda sufre la influencia de los anunciantes sobreponiendo el interés económico de la empresa por encima de las necesidades informativas.
Y en el lugar más peligroso, está la influencia de la política (que, por supuesto, tiene una raíz económica) que permite que la decisión de la Agenda de temas relevantes la defina el operador político más hábil en connivencia con el dueño del medio y –muchas veces- con la anuencia de periodistas (esta vez con minúscula). Así, como público, muchas veces creemos que temas como Papel Prensa, la comisión investigadora de Macri y las escuchas, la coparticipación del impuesto al cheque o la inmortalidad del cangrejo son los temas que preocupan a la sociedad por sobre la pobreza y el hambre, la inflación, los salarios o la educación. ¿Pero importan realmente a la gente? ¿qué le interesa a la gente? ¿qué espera de los Periodistas y de los medios?
Pocos son los Periodistas que se han arriesgado a transformarse en empresarios de la comunicación y, a la mayoría no les ha ido de maravillas. Siempre sobreviven a la penuria y generalmente son exitosos como periodistas pero necesitaron de inversores de otra índole para generar el Medio. Los ejemplos de Héctor Ricardo García, Jorge Lanata o Daniel Hadad muestran un abanico de este modelo empresario: O se funde o ser alía con alguien que ponga la plata. Y por lo tanto, a que la mordaza lo persiga para que construya la Agenda de algunos para dejar de lado la Agenda de Todos.
Poniendo al costado la Era del Medio para transformarla en la Era del Miedo.
A los dirigentes políticos que deben controlar desde el Estado, los elegimos nosotros con listas que arman ellos con empresarios cercanos. Y a los jueces los eligen los dirigentes políticos ya que sus pliegos deben ser aprobados por las Legislaturas. Los únicos que confiamos en soluciones que nunca llegan somos los votantes, que estamos como el “loco” del futbol: siempre al medio y viendo como se pasan la pelota…
La función principal del Periodista es la de brindar al público las herramientas necesarias para que éste pueda construir un panorama de lo que pasa a su alrededor; con información, antecedentes y posibles consecuencias; ofreciéndole el desarrollo de los hechos y, de este modo, reconocer como influyen en su vida, en su cotidianidad.
Esto no es una definición ni una sentencia, sino una expresión de deseo. Pero a la vez, es reconocer para que estamos dentro de la estructura social, saber por qué este oficio se ha profesionalizado y existen infinidad de Centros de Estudio, Institutos, Facultades y hasta Universidades que se dedican a enseñar esta disciplina; y en nuestro país, existen alrededor de 15 mil periodistas y una cantidad similar de estudiantes de Carreras orientadas a la Comunicación.
Una de las tareas más importantes de los Periodistas es determinar que es más importante -dentro de todo lo importante- como para ser informado o transformarse en noticia. A esto se denomina AGENDA.
Por supuesto que aquí se mostrará la visión del periodista, una parcialidad en la toma de decisiones sobre los temas de la Agenda; para lo que deberá tener en cuenta el interés común, el sentido común y el conocimiento de la coyuntura y los antecedentes que hacen que estos temas adquieran relevancia y –por lo tanto- tratamiento.
Pero… ¿Está mal que tome estas decisiones? ¿Que marque el rumbo temático de los acontecimientos que preocupan?
Cualquier Profesional toma decisiones sobre lo que debe hacer quien lo consulta: Un Médico decide sobre la medicación o el tratamiento de un paciente; un Abogado, sobre la estrategia de defensa o acusación en un tema Judicial; un Financista, sobre dónde y cuándo invertir y en qué invertir; un Arquitecto, sobre diseños y materiales. Puede aceptar sugerencias, ideas, acotaciones; pero es su conocimiento el que le permitirá tomar las decisiones en última instancia.
El Periodista es eso: un Profesional de consulta sobre información de toda índole; y la decisión acerca de la credibilidad y fiabilidad del periodista se la da el público que lo sigue, como un cliente de cualquier Profesional. De hecho, paga por recibir información: compra el Diario, paga Internet, Cable o factura de Electricidad.
Ahora… ¿Cuántos Profesionales trabajan en forma independiente? La mayoría lo hace como empleado de una Empresa que –generalmente- pondera la ganancia o el rédito más allá del tipo de Compañía de la que se trate: constructora, financiera, de salud o de medios. Es allí donde se plantea de necesidad de “cintura”, para que la requisitoria empresaria sea compatible con las decisiones profesionales del servicio que se debe brindar.
Y acá empiezan los problemas.
En primer lugar, la mayoría de los propietarios de los grandes Medios de Comunicación en nuestro país y en el mundo no son Profesionales de la Comunicación, son Empresarios que –además- tienen medios de comunicación. El ejemplo más claro es de del Grupo Clarín, fundado por un periodista pero transformado, con el devenir de la historia, en una empresa cuyo principal ingreso tiene que ver con los servicios (Cable e Internet). O el Grupo América, cuyos propietarios son empresarios de otros rubros o dirigentes políticos. Esto genera el choque entre el deber ser y la búsqueda de ganancias.
La Agenda sufre la influencia de los anunciantes sobreponiendo el interés económico de la empresa por encima de las necesidades informativas.
Y en el lugar más peligroso, está la influencia de la política (que, por supuesto, tiene una raíz económica) que permite que la decisión de la Agenda de temas relevantes la defina el operador político más hábil en connivencia con el dueño del medio y –muchas veces- con la anuencia de periodistas (esta vez con minúscula). Así, como público, muchas veces creemos que temas como Papel Prensa, la comisión investigadora de Macri y las escuchas, la coparticipación del impuesto al cheque o la inmortalidad del cangrejo son los temas que preocupan a la sociedad por sobre la pobreza y el hambre, la inflación, los salarios o la educación. ¿Pero importan realmente a la gente? ¿qué le interesa a la gente? ¿qué espera de los Periodistas y de los medios?
Pocos son los Periodistas que se han arriesgado a transformarse en empresarios de la comunicación y, a la mayoría no les ha ido de maravillas. Siempre sobreviven a la penuria y generalmente son exitosos como periodistas pero necesitaron de inversores de otra índole para generar el Medio. Los ejemplos de Héctor Ricardo García, Jorge Lanata o Daniel Hadad muestran un abanico de este modelo empresario: O se funde o ser alía con alguien que ponga la plata. Y por lo tanto, a que la mordaza lo persiga para que construya la Agenda de algunos para dejar de lado la Agenda de Todos.
Poniendo al costado la Era del Medio para transformarla en la Era del Miedo.
sábado, 14 de agosto de 2010
Cuestión de Vida
“¿Cuándo se es persona para el Derecho? La ley dice que una persona es un ser capaz de adquirir derechos y obligaciones. Un feto puede adquirir derecho si nace vivo y es viable, pero no puede adquirir obligaciones. Todavía no hay persona. Es parte de la mujer y somos las mujeres las que tenemos que decidir sobre nuestro cuerpo”, dijo hace apenas unos días la Ministro de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay.
Mientras tanto, en el Congreso Nacional se volvió a negar la posibilidad de que la Fertilización Asistida forme parte del Plan Médico Obligatorio y, por lo tanto, que las Obras Sociales y Prepagas hagan frente a los gastos que genera la imposibilidad de tener hijos.
Los dos temas se dieron cita en la agenda de cuestiones políticas de estos días. Pero lo más extraño es lo diametralmente opuestos que se tornan estos proyectos: Uno busca interrumpir lo que el otro pretende lograr. Y en el medio, algo indefinido científicamente: El concepto de Vida.
Y también desde la Ley. De vida de quién: de la madre, del hijo, del feto, del padre, del que puede, del que no puede, del que tiene derechos, del que tiene obra social, del que tiene dinero. ¡¡¡Ups!!! Otra vez el dinero en todo esto… ¿Cuánto cuesta la fertilización asistida hasta que no falla? ¿Y hasta cuántas veces se puede intentar? ¿Cuánto cuesta un aborto? ¿Y uno sin riesgos? “Todo es cuestión de plata” dice el viejo León.
Sin embargo, el debate sobre cuestiones de vida se torna tan liviano que resulta vergonzante. Una Jueza de la Corte dice que el derecho considera persona al que adquiere derechos y obligaciones y deja de lado incluso a un bebé. Feto o bebé es un apéndice de la madre, no es persona. Empiezo a temerle a la ley y quienes ostentan el poder de aplicarlas. Quizás pueda clonarme ya que puedo decidir sobre mi cuerpo.
Por otra parte, el otro punto fuerte de la discusión es que –en nuestro país- se realizan 500 mil abortos por año en forma clandestina y que siete mujeres por hora asisten a hospitales o sanatorios por sus consecuencias, en algún punto del país. Gravísimo, no tengamos dudas. También en el país hay un millón de armas ilegales y no por eso se piensa en habilitar su uso civil indiscriminado.
En el otro tema, considerar como enfermedad la infertilidad es un tema que tiene un debate en el que las corporaciones médicas privadas parecen imponer las reglas y el costo es el impedimento. En cualquier momento nos vamos a enfermar por no tener dinero para no enfermarnos.
Pero, a entender de la dirigencia política argentina actual, la ley no es regla o norma, es solamente un paliativo para “aguantar algo que ya se fue de madres” porque hubo cosas que no se pensaron antes. O que sí se pensaron pero no era “indispensable” regularlo en aquel momento: Hay que esperar a que explote todo para establecer un atenuante, instituir un criterio que morigere los efectos de la destrucción. Así escuchamos lemas como “Penas más duras”, “Bajar la edad de imputabilidad en menores”, “Legalizar el consumo de drogas”, entre otros que pelean por ser cumbre progresista o bastiones de la derecha; mientras la “gilada” (sin laburo, sin educación, sin proyectos, sin futuro) mira por tele como cincuenta tipos arman shows de debates y confrontaciones que no llegan a ningún lado… porque ahí es adonde hay llegar.
Las cuestiones de fondo de lo que nos afecta no tienen discusión. No existen políticas de Estado, sino de Gobierno. Pero no de este gobierno, de todos: Nacional, Provinciales, de este período, de los últimos años.
Aborto y fertilización deberían estar en el mismo nivel de debate y al alcance de toda la sociedad para que pueda pensarlos y expresarse al respecto.
Sin embargo, todos dicen llegar con la receta mágica y nos están haciendo desaparecer. No se dan cuenta que es una cuestión de vida.
Mientras tanto, en el Congreso Nacional se volvió a negar la posibilidad de que la Fertilización Asistida forme parte del Plan Médico Obligatorio y, por lo tanto, que las Obras Sociales y Prepagas hagan frente a los gastos que genera la imposibilidad de tener hijos.
Los dos temas se dieron cita en la agenda de cuestiones políticas de estos días. Pero lo más extraño es lo diametralmente opuestos que se tornan estos proyectos: Uno busca interrumpir lo que el otro pretende lograr. Y en el medio, algo indefinido científicamente: El concepto de Vida.
Y también desde la Ley. De vida de quién: de la madre, del hijo, del feto, del padre, del que puede, del que no puede, del que tiene derechos, del que tiene obra social, del que tiene dinero. ¡¡¡Ups!!! Otra vez el dinero en todo esto… ¿Cuánto cuesta la fertilización asistida hasta que no falla? ¿Y hasta cuántas veces se puede intentar? ¿Cuánto cuesta un aborto? ¿Y uno sin riesgos? “Todo es cuestión de plata” dice el viejo León.
Sin embargo, el debate sobre cuestiones de vida se torna tan liviano que resulta vergonzante. Una Jueza de la Corte dice que el derecho considera persona al que adquiere derechos y obligaciones y deja de lado incluso a un bebé. Feto o bebé es un apéndice de la madre, no es persona. Empiezo a temerle a la ley y quienes ostentan el poder de aplicarlas. Quizás pueda clonarme ya que puedo decidir sobre mi cuerpo.
Por otra parte, el otro punto fuerte de la discusión es que –en nuestro país- se realizan 500 mil abortos por año en forma clandestina y que siete mujeres por hora asisten a hospitales o sanatorios por sus consecuencias, en algún punto del país. Gravísimo, no tengamos dudas. También en el país hay un millón de armas ilegales y no por eso se piensa en habilitar su uso civil indiscriminado.
En el otro tema, considerar como enfermedad la infertilidad es un tema que tiene un debate en el que las corporaciones médicas privadas parecen imponer las reglas y el costo es el impedimento. En cualquier momento nos vamos a enfermar por no tener dinero para no enfermarnos.
Pero, a entender de la dirigencia política argentina actual, la ley no es regla o norma, es solamente un paliativo para “aguantar algo que ya se fue de madres” porque hubo cosas que no se pensaron antes. O que sí se pensaron pero no era “indispensable” regularlo en aquel momento: Hay que esperar a que explote todo para establecer un atenuante, instituir un criterio que morigere los efectos de la destrucción. Así escuchamos lemas como “Penas más duras”, “Bajar la edad de imputabilidad en menores”, “Legalizar el consumo de drogas”, entre otros que pelean por ser cumbre progresista o bastiones de la derecha; mientras la “gilada” (sin laburo, sin educación, sin proyectos, sin futuro) mira por tele como cincuenta tipos arman shows de debates y confrontaciones que no llegan a ningún lado… porque ahí es adonde hay llegar.
Las cuestiones de fondo de lo que nos afecta no tienen discusión. No existen políticas de Estado, sino de Gobierno. Pero no de este gobierno, de todos: Nacional, Provinciales, de este período, de los últimos años.
Aborto y fertilización deberían estar en el mismo nivel de debate y al alcance de toda la sociedad para que pueda pensarlos y expresarse al respecto.
Sin embargo, todos dicen llegar con la receta mágica y nos están haciendo desaparecer. No se dan cuenta que es una cuestión de vida.
sábado, 7 de agosto de 2010
Condenados sin Condena
Jeremías Bentham reflejó, desde la filosofía, lo que estaba ocurriendo en la sociedad de su época (el siglo XVIII): La génesis del Capitalismo y la necesidad del Capital de vigilar todo en función del Capital.
El “Panóptico” era la posibilidad de generar la sensación de estar constantemente vigilado y, de este modo, prevenir el ataque al Capital. El Panóptico consistía en una especie de edificación concéntrica, con una torre central en la que el vigilador que estaba en ella, se encontraba oculto y por lo tanto, los que permanecían en la base, no podían distinguir si eran vistos o no. Esta idea utilitaria fue el modelo de la cárcel moderna, pero también de las escuelas, los hospitales, las iglesias, las fábricas… de la idea de “Nación”: Quien estaba arriba podía ver todo, vigilar todo.
Pero el mismo Capital fue el iniciador de la decadencia y destrucción del modelo. El dinero y la riqueza pueden comprar todo, incluso al que vigila.
Hoy, inmersos en un sistema del cual no podemos prever su techo, el dinero es el nuevo Dios, el nuevo Ídolo, el nuevo Creador, el Hacedor de Todo. Y el que tiene mucho, quiere mucho más y el que no lo tiene, quiere tener lo que tiene el otro. Y todos pedimos que se vigile para que no saquen lo que tenemos.
Pero antes; primero, hace tiempo, nos dejaron de dar lo que nos corresponde. Lo que escuchamos hasta el hartazgo en forma de promesa, de expectativa, de esperanza. Sin embargo, permitimos que todo siga su curso dejando que la dirigencia que elegimos cada dos años degrade la Educación, la Salud, el Trabajo -que eran los valores de la sociedad del progreso- para crear violencia, inseguridad, maldad porque el valor más importante de la sociedad actual es el Dinero y ,además, fácil. Sin trabajo, sin estudio, sin sacrificio.
Hoy estamos indignados por la muerte prematura de un niño que ni siquiera había nacido, que nació forzado por la violencia, a un mundo signado por la violencia que días después le quitó la vida. La Policía, la Justicia y la Política ya tienen a seis culpables. Pero hay más de quince millones de culpables: los que votamos, los que dejamos que sigan ostentando los espacios de poder los mismos dirigentes de siempre, los que ya tienen todo armado: Las estructuras, las bases, los discursos y las mentiras. En 2001 dijimos “que se vayan todos” y no se fue nadie. Parece que ni nos dimos cuenta. En poco mas de un año tenemos la oportunidad histórica de comenzar a revertir esto, de tomar conciencia de que una elección construye nuestro futuro y que cuesta mucho esperar la siguiente porque, como Carolina e Isidro, se nos puede ir la vida en la espera y terminar siendo Condenados sin Condena.
El “Panóptico” era la posibilidad de generar la sensación de estar constantemente vigilado y, de este modo, prevenir el ataque al Capital. El Panóptico consistía en una especie de edificación concéntrica, con una torre central en la que el vigilador que estaba en ella, se encontraba oculto y por lo tanto, los que permanecían en la base, no podían distinguir si eran vistos o no. Esta idea utilitaria fue el modelo de la cárcel moderna, pero también de las escuelas, los hospitales, las iglesias, las fábricas… de la idea de “Nación”: Quien estaba arriba podía ver todo, vigilar todo.
Pero el mismo Capital fue el iniciador de la decadencia y destrucción del modelo. El dinero y la riqueza pueden comprar todo, incluso al que vigila.
Hoy, inmersos en un sistema del cual no podemos prever su techo, el dinero es el nuevo Dios, el nuevo Ídolo, el nuevo Creador, el Hacedor de Todo. Y el que tiene mucho, quiere mucho más y el que no lo tiene, quiere tener lo que tiene el otro. Y todos pedimos que se vigile para que no saquen lo que tenemos.
Pero antes; primero, hace tiempo, nos dejaron de dar lo que nos corresponde. Lo que escuchamos hasta el hartazgo en forma de promesa, de expectativa, de esperanza. Sin embargo, permitimos que todo siga su curso dejando que la dirigencia que elegimos cada dos años degrade la Educación, la Salud, el Trabajo -que eran los valores de la sociedad del progreso- para crear violencia, inseguridad, maldad porque el valor más importante de la sociedad actual es el Dinero y ,además, fácil. Sin trabajo, sin estudio, sin sacrificio.
Hoy estamos indignados por la muerte prematura de un niño que ni siquiera había nacido, que nació forzado por la violencia, a un mundo signado por la violencia que días después le quitó la vida. La Policía, la Justicia y la Política ya tienen a seis culpables. Pero hay más de quince millones de culpables: los que votamos, los que dejamos que sigan ostentando los espacios de poder los mismos dirigentes de siempre, los que ya tienen todo armado: Las estructuras, las bases, los discursos y las mentiras. En 2001 dijimos “que se vayan todos” y no se fue nadie. Parece que ni nos dimos cuenta. En poco mas de un año tenemos la oportunidad histórica de comenzar a revertir esto, de tomar conciencia de que una elección construye nuestro futuro y que cuesta mucho esperar la siguiente porque, como Carolina e Isidro, se nos puede ir la vida en la espera y terminar siendo Condenados sin Condena.
sábado, 31 de julio de 2010
¡TWITEAME QUE ME CALIENTA!
A mediados de los `80 la película “Brasil” –más allá de reflejar el extremo de la burocratización del Estado-, mostró cómo se imaginaban el futuro en los años `60 con una parodia de la excesiva informatización. Justamente, para la era del “flower power”, el sociólogo canadiense Marshall Mc Luhan ideó la “Aldea Global” y daba sentido y significado a un término (hoy muy en boga): Globalización.
Mc Luhan pensaba, en esos años (¡Ojo! Estamos hablando de hace 50 años atrás ¡no de la era del hielo!) que el hombre, cada vez más, iba a transformarse en un ser claustrofílico (amante del encierro) o agorafóbico (enemigo de los espacios abiertos) e iba a realizar todas sus actividades desde su hogar, mediante el “ordenador”: Trabajar desde su computadora hogareña, estudiar, realizar las compras y hasta establecer relaciones sociales (¡benditas redes!), vínculos de familia y amistades. Todo desde el ordenador. ¡Hasta el sexo podía ser virtual!
Marshall Mc Luhan se murió en 1980 y si es posible que nos escuche, le avisamos que se quedó corto…
La transformación ha sido tan vertiginosa que la idea de “todo en casa” está quedando en desuso. El vínculo de hoy es la telefonía. Pero no la de Alexander Graham Bell sino la del 4G. En menos de 20 años los celulares pasaron de ser analógicos, a digitales con mensajes de texto, luego a posibilitarnos Internet móvil, hasta lo que hoy es casi una realidad: el celular es un “ordenador de bolsillo” en el que se puede tener todos los comandos de la vida cotidiana (la PC, el teléfono y los medios).
Y pensar que cuando era chico, un “celular” era el camión de traslado de detenidos que usaba la policía…
En menos de dos minutos, resumimos un panorama tecnológico que parece alentador pero… ¿estamos preparados para ser una sociedad sin espacio, sin territorio, donde todo se hace desde el “no lugar”, desde el tránsito? Hablamos telefónicamente desde el auto por Bluetooth (avisamos que es una infracción de tránsito); leemos los diarios y vemos la tele o escuchamos la radio por Internet (¡incluso por teléfono!); la información está en nuestras manos en microsegundos. Ya no necesitamos memoria ¡Tenemos la memoria virtual!
Y en el aspecto social, la circulación de información es tan vasta y veloz que prácticamente resulta imposible contabilizarla. Las redes sociales agregaron información particular de millones de personas e interrelacionaron a gente que en otro tiempo hubiera sido imposible. El Chat, Facebook, Sónico, Blogs, Skype y ahora Twitter pasaron a ser para muchos, algo imprescindible. Y lo que en un principio se pensara como herramienta hoy, en la práctica, se convirtió en medio de comunicación. El medio es el mensaje decía Mc Luhan. No hay institución o funcionario que no participe al menos de una red social y en los últimos meses quienes aún utilizamos estas redes como tecnologías de apoyatura de otros medios, hemos asistido a campañas políticas, foros de discusión y hasta shows de peleas entre funcionarios políticos, empresarios y periodistas para ver quien tiene más adeptos y seguidores en Twitter.
Llama poderosamente la atención que vivamos tan interesados y alertas a lo que escriben nuestros amigos virtuales de Facebook o quienes seguimos a través de Twitter. ¿Habrá sido del mismo modo en los años ´30 cuando mis abuelos se sentaban alrededor de la piedra galena para escuchar el Radioteatro? Lo distintivo de hoy es la posibilidad de retroalimentación, de contestar y participar. ¿Será ésta la posibilidad de democratizar la comunicación que tanto se discutió en la década del ´70?
Twitter se transformó en el recinto de la discusión política y de la entrevista periodística pero, quienes hicieron de esta red un campo de batalla, pugnan con uñas y dientes por verse más agresivos. Y de una vereda u otra, de la política vernácula o del enfrentamiento entre gobierno y medios, compiten por aparecer en el cuadrito del “Empleado del mes”.
Lamentablemente el poder sigue siendo del dinero y todo lo que circula y genera dividendos, trasciende y lo que no da ganancias queda en el olvido. Pero sigamos poniendo en discusión todas estas cuestiones de la tecnología, los medios y la comunicación; aunque por ahora solamente reaccionemos ante un comentario de redes sociales con la instantaneidad de quién responde por calentura. Por ahora, la lectura sigue planteando dificultades a la hora de descubrir la verdadera intencionalidad del mensaje y sólo está sujeta a interpretaciones del receptor. ¡Twiteame que me calienta!
Mc Luhan pensaba, en esos años (¡Ojo! Estamos hablando de hace 50 años atrás ¡no de la era del hielo!) que el hombre, cada vez más, iba a transformarse en un ser claustrofílico (amante del encierro) o agorafóbico (enemigo de los espacios abiertos) e iba a realizar todas sus actividades desde su hogar, mediante el “ordenador”: Trabajar desde su computadora hogareña, estudiar, realizar las compras y hasta establecer relaciones sociales (¡benditas redes!), vínculos de familia y amistades. Todo desde el ordenador. ¡Hasta el sexo podía ser virtual!
Marshall Mc Luhan se murió en 1980 y si es posible que nos escuche, le avisamos que se quedó corto…
La transformación ha sido tan vertiginosa que la idea de “todo en casa” está quedando en desuso. El vínculo de hoy es la telefonía. Pero no la de Alexander Graham Bell sino la del 4G. En menos de 20 años los celulares pasaron de ser analógicos, a digitales con mensajes de texto, luego a posibilitarnos Internet móvil, hasta lo que hoy es casi una realidad: el celular es un “ordenador de bolsillo” en el que se puede tener todos los comandos de la vida cotidiana (la PC, el teléfono y los medios).
Y pensar que cuando era chico, un “celular” era el camión de traslado de detenidos que usaba la policía…
En menos de dos minutos, resumimos un panorama tecnológico que parece alentador pero… ¿estamos preparados para ser una sociedad sin espacio, sin territorio, donde todo se hace desde el “no lugar”, desde el tránsito? Hablamos telefónicamente desde el auto por Bluetooth (avisamos que es una infracción de tránsito); leemos los diarios y vemos la tele o escuchamos la radio por Internet (¡incluso por teléfono!); la información está en nuestras manos en microsegundos. Ya no necesitamos memoria ¡Tenemos la memoria virtual!
Y en el aspecto social, la circulación de información es tan vasta y veloz que prácticamente resulta imposible contabilizarla. Las redes sociales agregaron información particular de millones de personas e interrelacionaron a gente que en otro tiempo hubiera sido imposible. El Chat, Facebook, Sónico, Blogs, Skype y ahora Twitter pasaron a ser para muchos, algo imprescindible. Y lo que en un principio se pensara como herramienta hoy, en la práctica, se convirtió en medio de comunicación. El medio es el mensaje decía Mc Luhan. No hay institución o funcionario que no participe al menos de una red social y en los últimos meses quienes aún utilizamos estas redes como tecnologías de apoyatura de otros medios, hemos asistido a campañas políticas, foros de discusión y hasta shows de peleas entre funcionarios políticos, empresarios y periodistas para ver quien tiene más adeptos y seguidores en Twitter.
Llama poderosamente la atención que vivamos tan interesados y alertas a lo que escriben nuestros amigos virtuales de Facebook o quienes seguimos a través de Twitter. ¿Habrá sido del mismo modo en los años ´30 cuando mis abuelos se sentaban alrededor de la piedra galena para escuchar el Radioteatro? Lo distintivo de hoy es la posibilidad de retroalimentación, de contestar y participar. ¿Será ésta la posibilidad de democratizar la comunicación que tanto se discutió en la década del ´70?
Twitter se transformó en el recinto de la discusión política y de la entrevista periodística pero, quienes hicieron de esta red un campo de batalla, pugnan con uñas y dientes por verse más agresivos. Y de una vereda u otra, de la política vernácula o del enfrentamiento entre gobierno y medios, compiten por aparecer en el cuadrito del “Empleado del mes”.
Lamentablemente el poder sigue siendo del dinero y todo lo que circula y genera dividendos, trasciende y lo que no da ganancias queda en el olvido. Pero sigamos poniendo en discusión todas estas cuestiones de la tecnología, los medios y la comunicación; aunque por ahora solamente reaccionemos ante un comentario de redes sociales con la instantaneidad de quién responde por calentura. Por ahora, la lectura sigue planteando dificultades a la hora de descubrir la verdadera intencionalidad del mensaje y sólo está sujeta a interpretaciones del receptor. ¡Twiteame que me calienta!
martes, 20 de julio de 2010
Noticias sin Periodistas
Puedo saber mucho de contabilidad y no ser un Contador. Puedo conocer mi cuerpo y algunas dolencias, tomar algún medicamento de venta libre y eso no me hace Médico. Puedo tener mucho conocimiento acerca de mis derechos y no ser Abogado. Puedo aconsejar a un amigo sobre la relación con su pareja y no ser Psicólogo. Puedo manejar mucha información y no ser espía (está de moda); y contártela de maravillas y no ser Periodista.
Pero soy Periodista: Busco información, pregunto datos, los analizo, explico saberes y expongo para que conozcan. Una visión (no tengo ojos en la nuca ni estoy en todos lados) de los hechos, no una opinión. Una mirada especializada de quien conoce su trabajo; de quien sabe dónde buscar y duda de lo que encuentra (por eso lo chequea con varias fuentes). Un profesional que transforma un hecho en una noticia porque –el hecho- afecta a una importante cantidad de personas. Porque sabe que la noticia va más allá de la particularidad para convertirse en generalidad y porque para que ese hecho sea noticia, debe ser masivo y pasar por los medios. No se trata de un mero hecho policial, se trata de “inseguridad”; no es un simple debate del Congreso, es la sanción de una ley; no es sólo un evento deportivo, es la pasión de todo un pueblo; no hablamos de elecciones sino del futuro de una nación.
Hay una función social en el trabajo del periodista y es el de reconocer qué hecho es noticia. ¿Construcción de la realidad o reflejo de la realidad? El periodista no inventa lo que pasa, los sucesos ocurren. Y si acaecen con frecuencia y nos afectan socialmente, merecen ser conocidos y se transforman en noticias.
El Periodista es un profesional de la información y está más allá del medio para el cual trabaja. Creer que el periodista es el “Medio” es como dar por hecho que un empleado es el dueño de la empresa para la que trabaja.
¿En qué periodistas confiar? Pasa algo similar a lo que ocurre con Contadores, Médicos, Abogados o Psicólogos:
Si dos más dos es cuatro pero el Contador te pregunta: - “¿Cuánto quieres que dé?”
Si tienes una línea roja que te recorre la mitad de la pierna sobre una lastimadura color violácea y el Médico te dice: “No es nada… tómate una aspirina y mañana ve a trabajar tranquilo…”
Si te involucran en un hecho delictivo en el que es imposible que te impliquen y el Abogado dice: - “necesito, en principio, 30 mil pesos para trámites y…”
Si el Psicólogo te dice: - “tienes todo muy claro y puedes resolverlo solo…”
…Hay algo que está fallando…
Hay mucho chanta en todos lados, sólo hay que aprender a reconocerlos sin embarrar a todos por que algunos no tienen ética.
Piensa, en dos minutos (controlando el tiempo, eh!) diez políticos honestos… se terminó el tiempo.
Piensa, en el mismo tiempo, en diez periodistas honestos… te queda un minuto para seguir buscando políticos.
Algunos de esos políticos que dejaste fuera de la lista quieren hacernos creer que los periodistas no son necesarios, que se puede tener una comunicación directa con la gente, que es posible un Periodismo sin Periodistas. Nadie pregunta lo que molesta y no hay respuesta, se cuenta lo bueno que se hace y se evita la crítica. Se muestra lo que se quiere mostrar y no lo inconveniente. Se monopoliza la información que debiera ser pública.
Y parece que ahora la solución mágica y democratizadora es Internet. ¡La Red! ¡La Santa Red! ¡Las redes sociales son la solución y el “Cara a Cara” con la gente! ¡Por fin se puede eliminar a los Periodistas!
Pero hay otro inconveniente: no es gratuita. Tienes que pagar abono de telefonía celular 3G o Banda ancha. E inclusive ¿Para qué se hizo una nueva Ley de Medios si lo democrático es la Red? ¿Por qué no una ley para poner Wi Fi en todo el país? Así todos nos olvidaríamos de pagar Banda Ancha o abono 3G (todos los que podamos pagarlo, obvio).
Democratización significa hacer todo por el Pueblo, pero mientras exista pobreza no existe democracia que se pueda preciar de tal. Y hay intereses que implican que los pobres “son necesarios”, no para la democracia sino para generar Poder y hacernos creer que se democratiza, comunicando cara a cara.
La Red me provee planillas de cálculo, descripción de enfermedades, acceso a la lectura de todas las leyes y, también, consejos de autoayuda. Ya podemos eliminar a todos los profesionales: Finanzas sin Contadores, Medicina sin Médicos, Derechos sin Abogados y Psicología sin Psicólogos. ¡Pero que no falten dirigentes políticos!
¡¡Ah!! ¡Por supuesto! También podemos lograr tener NOTICIAS SIN PERIODISTAS.
Pero soy Periodista: Busco información, pregunto datos, los analizo, explico saberes y expongo para que conozcan. Una visión (no tengo ojos en la nuca ni estoy en todos lados) de los hechos, no una opinión. Una mirada especializada de quien conoce su trabajo; de quien sabe dónde buscar y duda de lo que encuentra (por eso lo chequea con varias fuentes). Un profesional que transforma un hecho en una noticia porque –el hecho- afecta a una importante cantidad de personas. Porque sabe que la noticia va más allá de la particularidad para convertirse en generalidad y porque para que ese hecho sea noticia, debe ser masivo y pasar por los medios. No se trata de un mero hecho policial, se trata de “inseguridad”; no es un simple debate del Congreso, es la sanción de una ley; no es sólo un evento deportivo, es la pasión de todo un pueblo; no hablamos de elecciones sino del futuro de una nación.
Hay una función social en el trabajo del periodista y es el de reconocer qué hecho es noticia. ¿Construcción de la realidad o reflejo de la realidad? El periodista no inventa lo que pasa, los sucesos ocurren. Y si acaecen con frecuencia y nos afectan socialmente, merecen ser conocidos y se transforman en noticias.
El Periodista es un profesional de la información y está más allá del medio para el cual trabaja. Creer que el periodista es el “Medio” es como dar por hecho que un empleado es el dueño de la empresa para la que trabaja.
¿En qué periodistas confiar? Pasa algo similar a lo que ocurre con Contadores, Médicos, Abogados o Psicólogos:
Si dos más dos es cuatro pero el Contador te pregunta: - “¿Cuánto quieres que dé?”
Si tienes una línea roja que te recorre la mitad de la pierna sobre una lastimadura color violácea y el Médico te dice: “No es nada… tómate una aspirina y mañana ve a trabajar tranquilo…”
Si te involucran en un hecho delictivo en el que es imposible que te impliquen y el Abogado dice: - “necesito, en principio, 30 mil pesos para trámites y…”
Si el Psicólogo te dice: - “tienes todo muy claro y puedes resolverlo solo…”
…Hay algo que está fallando…
Hay mucho chanta en todos lados, sólo hay que aprender a reconocerlos sin embarrar a todos por que algunos no tienen ética.
Piensa, en dos minutos (controlando el tiempo, eh!) diez políticos honestos… se terminó el tiempo.
Piensa, en el mismo tiempo, en diez periodistas honestos… te queda un minuto para seguir buscando políticos.
Algunos de esos políticos que dejaste fuera de la lista quieren hacernos creer que los periodistas no son necesarios, que se puede tener una comunicación directa con la gente, que es posible un Periodismo sin Periodistas. Nadie pregunta lo que molesta y no hay respuesta, se cuenta lo bueno que se hace y se evita la crítica. Se muestra lo que se quiere mostrar y no lo inconveniente. Se monopoliza la información que debiera ser pública.
Y parece que ahora la solución mágica y democratizadora es Internet. ¡La Red! ¡La Santa Red! ¡Las redes sociales son la solución y el “Cara a Cara” con la gente! ¡Por fin se puede eliminar a los Periodistas!
Pero hay otro inconveniente: no es gratuita. Tienes que pagar abono de telefonía celular 3G o Banda ancha. E inclusive ¿Para qué se hizo una nueva Ley de Medios si lo democrático es la Red? ¿Por qué no una ley para poner Wi Fi en todo el país? Así todos nos olvidaríamos de pagar Banda Ancha o abono 3G (todos los que podamos pagarlo, obvio).
Democratización significa hacer todo por el Pueblo, pero mientras exista pobreza no existe democracia que se pueda preciar de tal. Y hay intereses que implican que los pobres “son necesarios”, no para la democracia sino para generar Poder y hacernos creer que se democratiza, comunicando cara a cara.
La Red me provee planillas de cálculo, descripción de enfermedades, acceso a la lectura de todas las leyes y, también, consejos de autoayuda. Ya podemos eliminar a todos los profesionales: Finanzas sin Contadores, Medicina sin Médicos, Derechos sin Abogados y Psicología sin Psicólogos. ¡Pero que no falten dirigentes políticos!
¡¡Ah!! ¡Por supuesto! También podemos lograr tener NOTICIAS SIN PERIODISTAS.
sábado, 5 de junio de 2010
CASTRIMONIO

¿Puede una palabra ser origen, centro y encrucijada de un conflicto que dirime que algo esté dentro o fuera de la ley? ¿O estamos viviendo dentro de una sociedad que le da un único significado a las palabras? ¿Una palabra, un significado?
Dictando clases en escuelas secundarias de La Matanza intentaba explicarles a pibes de 15 años el pensamiento de un tipo que, en la década del `70, expresaba una teoría de las relaciones entre los elementos y la multiplicidad de sentidos que pueden tener las palabras.
Gilles Deleuze se revolcaría en su tumba si hubiera escuchado mi cuento para graficar su teoría, que es el siguiente:
Un niño de 6 años llega a su casa y pregunta a su madre:
- Mamá, ¿qué quiere decir “pene”?
La madre queda pasmada ante la consulta e inmediatamente comienza a sacar enciclopedias de la biblioteca. Le muestra a su pequeño hijo láminas con los órganos reproductores del hombre y la mujer. Intenta exponer el modo en que se fecundan los niños y como eclosiona la vida.
Después de varias horas de exposición, preguntas y respuestas, consultas y dudas; la madre pregunta al niño:
- ¿Entendiste?
A lo que el chico responde:
- Más o menos…
Un corto silencio y una nueva pregunta de la madre al chico:
- Decime una cosa… ¿de dónde sacaste vos esa palabra?
- ¡¡De una estampita de la Virgen!! - respondió.
- Traeme ya esa estampita - ordenó la madre.
Grande fue la sorpresa de la mujer al leer el pie de la imagen:
“ Rézale a la Virgen para que tu alma no pene”
Una palabra no tiene un único significado, más allá de sus etimologías. Y hoy, el 90 por ciento de la población no tiene ni la más remota idea de que el término matrimonio significa “posibilidad de ser madre luego de la unión” (matris- monium en latín).
Desde un lado y desde el otro se pelea por una palabra. Parece que la palabra matrimonio es la que no da concesiones. Parece que no es la ley la que da el derecho sino una palabra. Y el problema es que no se afloja desde ninguna de las posiciones ideológicas al respecto. Desde los detractores del matrimonio homosexual están aquellos que –simplemente- dicen que no, porque lo consideran “antinatural”; hasta los que sacan antecedentes legales que llegan incluso a los papiros de Alejandría.
Pero desde los promotores, no se quedan atrás. Dicen: "misma palabra, mismos derechos".
En tiempos de mundial de fútbol y políticas de confrontación se ha potenciado el carácter triunfalista del argentino y ganar -en este caso- parece ser: tener todo o no dar nada. ¿Y el acuerdo? ¿Y la convivencia? ¿Y la búsqueda de lo mejor para todos?
Otro de los puntos de la polémica es la adopción. Y la verdad es que hoy, cualquier hombre o mujer solteros están habilitados para adoptar y nadie pregunta su condición sexual. Es decir que, en el caso de que una pareja homosexual quiera tener un hijo, lo puede tener pero sin casarse. Ahora, en caso de modificar el tema de la adopción, si se casa, no puede adoptar. Otra vez quedan –no sólo los padres, sino también chicos- marginados de la ley. Más allá de las habilitaciones y posibilidades, la adopción es complicada para todos los que la pretenden, para todos los que solamente tienen amor para dar a hijos que, justamente no tienen padres y/o madres (uno de cada uno o dos papás o mamás) para recibir amor. Pero este tema es necesario abordarlo profundamente y buscar las formas de facilitar la adopción a partir de una reforma de esa ley.
¿Podemos olvidarnos de la palabra matrimonio y pensar solamente en el concepto? Propongamos una ley en la cual podamos poner una línea de puntos cada vez que se menciona la palabra matrimonio o se habla de sexo y ubiquemos cada uno de nosotros la palabra, el concepto, el significado, el sentir que queremos; para considerarnos todos adentro de un mismo espacio social en el que las palabras y las cosas tienen múltiples sentidos según momentos, circunstancias y subjetividades. Para no coartarnos o limitarnos como parejas, como varones, como mujeres o como padres y terminar llamando al concepto Castrimonio
miércoles, 12 de mayo de 2010
SUBLIMINAL
A principios de los `90, un amigo volvió a vivir a Argentina después de pasar algunos años residiendo en New York, la ciudad más cosmopolita del mundo. Casi como una sentencia filosófica de Café, dejó una definición de cómo es la vida social en el gran país del norte: “El dueño del negocio es el Yanqui, el negro es el encargado y el latino es el que limpia”.
Toda una división de clases que, según este amigo, era apreciable a simple vista.
De hecho hoy, cerca de veinte años después de aquel episodio, dos cosas me preocupan. En primer lugar, que la población latina aumentó considerablemente en Estados Unidos hasta llegar a aproximarse al 60 por ciento; persistiendo en el mismo lugar de la escala social que observara mi amigo en aquel tiempo. Y en segundo término, que aún no he podido conocer ni la ciudad ni el país al que hago referencia.
Unos años después del regreso de mi amigo –pocos en realidad- fui con una novia al cine a ver una película de Disney para chicos: “El Rey León”. Estaba bárbara. Unos dibujos impresionantes en una historia basada en el Hamlet de Shakespeare, con un pequeño héroe que triunfa ante la adversidad.
Salí de la Sala indignado. La chica del momento, aún secándose las lágrimas y moqueando por la emoción, no entendía el por qué de mi furia.
Había observado algo que me incomodó muchísimo: El personaje principal, Simba, era un león hermoso, de larga melena dorada. Pero la contrafigura, Scar, el malo ¡Era negro! Y su séquito de seguidores cómplices, las hienas ¡hablaban con acento latino!
En una “inocente” película para chicos hallé la definición de mi amigo puesta en práctica, pero en una realización de Disney para el mundo.
Casi de inmediato me acordé del libro “Para leer al Pato Donald” de Armand Mattelart y Ariel Dorfman (que me había visto obligado a leer para una materia de la Carrera de Comunicación), donde denuncian las formas de dominación de los países centrales a partir de la propaganda cultural mediante la introducción de sus productos culturales en los países subdesarrollados, generando que, quien recibe el mensaje, acepte esta forma de reparto de tareas.
En el caso de la película de Disney ¿pudo ser casualidad que el bueno sea rubio, el malo negro y la lacra latina? Allí, en el norte, se les sigue dando el mismo espacio y los latinos son considerados los “gusanos” que están pudriendo “La Gran Manzana”.
Se me hace muy difícil creer en las casualidades y en la inocencia cuando detrás del mensaje perceptible va inserto otro y está generado por las corporaciones económicas de mayor poder en esto de “publicar cultura”.
Hay cuestiones que, en los medios de comunicación (Privados o Estatales), no deciden los periodistas ni los comunicadores. Allí no hay inocencia. Hay intereses.
Pero la denuncia y la defensa –tanto de uno como de otro lado- de la veracidad o la falsedad de lo publicado, o de la existencia de otro mensaje dentro del mensaje; no sirven de nada si el público no lo entiende, si la gente no tiene las herramientas para darse cuenta por sí misma de que la mercadería que le están vendiendo es consumible o está podrida.
Sin educación es poco probable que un pueblo pueda progresar. Mientras se la considere un gasto y no una inversión estamos condenados a retroceder. Aún más.
Al punto tal de que aceptemos como real aquello que es subliminal.
Toda una división de clases que, según este amigo, era apreciable a simple vista.
De hecho hoy, cerca de veinte años después de aquel episodio, dos cosas me preocupan. En primer lugar, que la población latina aumentó considerablemente en Estados Unidos hasta llegar a aproximarse al 60 por ciento; persistiendo en el mismo lugar de la escala social que observara mi amigo en aquel tiempo. Y en segundo término, que aún no he podido conocer ni la ciudad ni el país al que hago referencia.
Unos años después del regreso de mi amigo –pocos en realidad- fui con una novia al cine a ver una película de Disney para chicos: “El Rey León”. Estaba bárbara. Unos dibujos impresionantes en una historia basada en el Hamlet de Shakespeare, con un pequeño héroe que triunfa ante la adversidad.
Salí de la Sala indignado. La chica del momento, aún secándose las lágrimas y moqueando por la emoción, no entendía el por qué de mi furia.
Había observado algo que me incomodó muchísimo: El personaje principal, Simba, era un león hermoso, de larga melena dorada. Pero la contrafigura, Scar, el malo ¡Era negro! Y su séquito de seguidores cómplices, las hienas ¡hablaban con acento latino!
En una “inocente” película para chicos hallé la definición de mi amigo puesta en práctica, pero en una realización de Disney para el mundo.
Casi de inmediato me acordé del libro “Para leer al Pato Donald” de Armand Mattelart y Ariel Dorfman (que me había visto obligado a leer para una materia de la Carrera de Comunicación), donde denuncian las formas de dominación de los países centrales a partir de la propaganda cultural mediante la introducción de sus productos culturales en los países subdesarrollados, generando que, quien recibe el mensaje, acepte esta forma de reparto de tareas.
En el caso de la película de Disney ¿pudo ser casualidad que el bueno sea rubio, el malo negro y la lacra latina? Allí, en el norte, se les sigue dando el mismo espacio y los latinos son considerados los “gusanos” que están pudriendo “La Gran Manzana”.
Se me hace muy difícil creer en las casualidades y en la inocencia cuando detrás del mensaje perceptible va inserto otro y está generado por las corporaciones económicas de mayor poder en esto de “publicar cultura”.
Hay cuestiones que, en los medios de comunicación (Privados o Estatales), no deciden los periodistas ni los comunicadores. Allí no hay inocencia. Hay intereses.
Pero la denuncia y la defensa –tanto de uno como de otro lado- de la veracidad o la falsedad de lo publicado, o de la existencia de otro mensaje dentro del mensaje; no sirven de nada si el público no lo entiende, si la gente no tiene las herramientas para darse cuenta por sí misma de que la mercadería que le están vendiendo es consumible o está podrida.
Sin educación es poco probable que un pueblo pueda progresar. Mientras se la considere un gasto y no una inversión estamos condenados a retroceder. Aún más.
Al punto tal de que aceptemos como real aquello que es subliminal.
martes, 4 de mayo de 2010
El Perionista
No, no, no, no, no. No están leyendo mal. Costó mucho englobarlo. Se necesitó mucho trabajo de investigación. Hubo muchas noches de insomnio para poder conceptualizarlo.
Un hombre que se debate entre la militancia y la vocación. Un pobre desgraciado con fe y con convicciones. Un ser inerme ante la desdicha de permitir a sus interlocutores pensar libremente o intentar convencerlos de una verdad parcializada. Una lucha encarnizada entre el mito de la objetividad y la prensa panfletaria. La convivencia imposible entre dos polos que, enfrentados se rechazan pero en paralelo se atraen pergeñando este engendro.
Nadie está exento de ideología. Un hombre puede no pertenecer a un partido político pero no puede ser apolítico. Si es posible pensar, se piensa de una manera y no de otra. Un periodista trata de ocultar de qué manera piensa aunque se le escapa inconcientemente en su discursividad. Muchas veces siente el deber de disimular su pensamiento pero “intencionalmente” utiliza términos para inducir a sus receptores a ponderar sus juicios o análisis. El profesional brindaría todos los datos posibles y ordenados, un abanico de especulaciones y un análisis imparcial para que el que está del otro lado, pueda armar su propia idea y elaborar sus conclusiones (no se da casi nunca, seamos sinceros).
El peronista muestra toda su estructura ideológica y todos los símbolos de la liturgia partidaria sin inconvenientes. Puede llevar un pin con los rostros de Perón y Evita en la solapa de su saco y responder, ante la “inocente pregunta” de quiénes son?: Papá y Mamá. Puede confesar que la convivencia entre voceros de la derecha y revolucionarios de la izquierda en el mismo espacio es inexplicable, pero que no hay por qué explicárselo a nadie. Puede intentar convencer a cualquiera y de cualquier modo que sus ideas son las correctas y enojarse mucho si no se le da la razón.
En realidad, estas últimas son características del Argentino ( Quién puede decir que no tiene un costado peronista?). El nativo de estas tierras es pasional, intenta imponer más que convencer; busca ganancias más que logros.
Y ese Argentino/ Peronista en función periodística puede estar en un Multimedios o en el Medio Oficial, en la Prensa opositora o en la favorecida por la pauta gubernamental (Nacional, Provincial, de la Ciudad, de donde quieran), calzándose una “camiseta” cual jugador de fútbol y gritando goles como un campeón. En este sentido, el discurso es unidireccional y dirigido a un solo destinatario: El que piensa del mismo modo. Por supuesto que también se dirige a un contra destinatario. El malo, el opuesto a la libre expresión o el golpista. Nadie a quien convencer de nada. O de un lado o del otro.
De esta manera se elimina cualquier posibilidad de análisis, cualquier apertura de pensamiento y cualquier discusión interpretativa sobre un artículo. El informe ya está desmembrado, masticado y deglutido.
La militancia es incompatible con el periodismo. Si se milita, se hace política. Si se hace periodismo hay que brindar información y noticias.
La mezcla de ambos es un híbrido que sólo sirve si es honestamente declarado como periodismo partidario. Sino se transforma en un engaño para un receptor que confía en la objetividad e independencia de los medios que en realidad son sólo panfletos.
Pero lo realmente increíble es la facilidad que tenemos para opinar sin información: con medio dato, ya adoptamos una postura irreductible. Y esa es la apuesta del poder (Empresarios, Gobiernos, Medios…llamalos como quieras): poca información y parcializada, igual a posiciones prearmadas.
Esto no quiere decir que un periodista no pueda opinar, ni mucho menos. Pero sin disfrazarla de noticia.
El compromiso social y el sentido común atraviesan -…de diferente forma. De acuerdo...- a todos los hombres y las guerras, de cualquier tipo, no sirven para nada.
Somos todos argentinos, somos todos peronistas, somos todos periodistas.
Dejemos los inventos a los inventores.
Un hombre que se debate entre la militancia y la vocación. Un pobre desgraciado con fe y con convicciones. Un ser inerme ante la desdicha de permitir a sus interlocutores pensar libremente o intentar convencerlos de una verdad parcializada. Una lucha encarnizada entre el mito de la objetividad y la prensa panfletaria. La convivencia imposible entre dos polos que, enfrentados se rechazan pero en paralelo se atraen pergeñando este engendro.
Nadie está exento de ideología. Un hombre puede no pertenecer a un partido político pero no puede ser apolítico. Si es posible pensar, se piensa de una manera y no de otra. Un periodista trata de ocultar de qué manera piensa aunque se le escapa inconcientemente en su discursividad. Muchas veces siente el deber de disimular su pensamiento pero “intencionalmente” utiliza términos para inducir a sus receptores a ponderar sus juicios o análisis. El profesional brindaría todos los datos posibles y ordenados, un abanico de especulaciones y un análisis imparcial para que el que está del otro lado, pueda armar su propia idea y elaborar sus conclusiones (no se da casi nunca, seamos sinceros).
El peronista muestra toda su estructura ideológica y todos los símbolos de la liturgia partidaria sin inconvenientes. Puede llevar un pin con los rostros de Perón y Evita en la solapa de su saco y responder, ante la “inocente pregunta” de quiénes son?: Papá y Mamá. Puede confesar que la convivencia entre voceros de la derecha y revolucionarios de la izquierda en el mismo espacio es inexplicable, pero que no hay por qué explicárselo a nadie. Puede intentar convencer a cualquiera y de cualquier modo que sus ideas son las correctas y enojarse mucho si no se le da la razón.
En realidad, estas últimas son características del Argentino ( Quién puede decir que no tiene un costado peronista?). El nativo de estas tierras es pasional, intenta imponer más que convencer; busca ganancias más que logros.
Y ese Argentino/ Peronista en función periodística puede estar en un Multimedios o en el Medio Oficial, en la Prensa opositora o en la favorecida por la pauta gubernamental (Nacional, Provincial, de la Ciudad, de donde quieran), calzándose una “camiseta” cual jugador de fútbol y gritando goles como un campeón. En este sentido, el discurso es unidireccional y dirigido a un solo destinatario: El que piensa del mismo modo. Por supuesto que también se dirige a un contra destinatario. El malo, el opuesto a la libre expresión o el golpista. Nadie a quien convencer de nada. O de un lado o del otro.
De esta manera se elimina cualquier posibilidad de análisis, cualquier apertura de pensamiento y cualquier discusión interpretativa sobre un artículo. El informe ya está desmembrado, masticado y deglutido.
La militancia es incompatible con el periodismo. Si se milita, se hace política. Si se hace periodismo hay que brindar información y noticias.
La mezcla de ambos es un híbrido que sólo sirve si es honestamente declarado como periodismo partidario. Sino se transforma en un engaño para un receptor que confía en la objetividad e independencia de los medios que en realidad son sólo panfletos.
Pero lo realmente increíble es la facilidad que tenemos para opinar sin información: con medio dato, ya adoptamos una postura irreductible. Y esa es la apuesta del poder (Empresarios, Gobiernos, Medios…llamalos como quieras): poca información y parcializada, igual a posiciones prearmadas.
Esto no quiere decir que un periodista no pueda opinar, ni mucho menos. Pero sin disfrazarla de noticia.
El compromiso social y el sentido común atraviesan -…de diferente forma. De acuerdo...- a todos los hombres y las guerras, de cualquier tipo, no sirven para nada.
Somos todos argentinos, somos todos peronistas, somos todos periodistas.
Dejemos los inventos a los inventores.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
