sábado, 23 de octubre de 2010

La ley del más Pobre

Padecer o morir en defensa de las ideas o creencias es la definición conceptual de martirio.
El 1º de Mayo se recuerda a los “Mártires de Chicago”, un grupo que encabezó la protesta de trabajadores que reclamaban una jornada laboral de ocho horas en 1886 en EEUU y que fueran condenados a la horca. En la mayor parte del mundo es el Día del Trabajador, en EEUU el trabajador y su lucha no cuentan, es el Día de la Ley…
El “Día de la Mujer” también tiene un origen similar: cerca de 150 mujeres murieron en el incendio de una fábrica textil a mediados del siglo XIX cuando reclamaban remuneraciones equiparadas con la de los hombres que realizaban la misma tarea.
Pero estamos hablando de historia. Si hasta parece sólo una idea romántica de lucha en busca de la emoción de darle un sentido a las fechas.
Sin embargo, aquí y ahora también tenemos muertos y fechas. Treinta y tres muertos en el país, siete de ellos en la Ciudad de Buenos Aires fue el saldo de los sucesos del 19 y 20 de Diciembre de 2001 que culminaron con la caída de Fernando De La Rúa. Kosteki y Santillán, el 26 de Junio de 2002 eran parte de una manifestación de desocupados que cortaron el Puente Pueyrredón en plena crisis. Sus muertes obligaron al Presidente interino Eduardo Duhalde a llamar a elecciones y a olvidarse de ser candidato.
Hace tres días otra vez un reclamo justo se cobra una vida. Más allá de partidos políticos, ideologías y grupos de pertenencia se trata de otra vida. Y ya no es romántico. Es deplorable.
En primera persona, estuve realizando la cobertura del conflicto desde sus inicios: cortes de vía, bloqueos de boleterías, “batucadas” en la estación Constitución. Siempre había “grandotes” agrupados para amedrentar a los manifestantes y muchas veces, directamente fueron a increpar o a disuadir (término suave, si se quiere) a los líderes de la protesta de trabajadores despedidos o tercerizados del ex Ferrocarril Roca que pedían igual remuneración para igual tarea. Paradójicamente, el día del asesinato de Mariano Ferreyra estaba en el Senado de la Nación siguiendo la aprobación del proyecto de Restricción y Control de Armas. Tarde se acordaron. Hubo un “descontrolado” que usó una para matar y herir sin “restricciones”.
Norma Morandini es Senadora Nacional por Córdoba, pero primero es Periodista. Me dejó una reflexión que muchos conocen pero repiten sin sentido: “Cuando impera la violencia, pierde la política”. Justamente la política se desarrolló para dirimir las diferencias en el diálogo, para terminar con las guerras, para que las únicas armas que perduren en la lucha sean las palabras. Las palabras no matan a nadie pero pueden ganar un conflicto con argumentos. Lamentablemente, hay muchos que no entienden o no quieren utilizar las palabras porque se ven derrotados. Incluso muchos que comprenden el valor de las palabras, gritan porque no saben utilizarla.
Sin embargo, los que siempre piden a gritos Justicia, aún valorando la palabra y su significado, son los últimos en encontrarla. Por que son los más desposeídos, los más precarizados, los más desamparados. Los únicos que siempre están obligados a cumplir la ley, la ley del más pobre.

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