sábado, 13 de noviembre de 2010

Los Pies en el Plato II

Con la seriedad de un docente de post grado y la convicción de un estadista, un compañero de trabajo me aseguró: “Política no se hace con ideas, se hace con Plata”.
La sentencia dejaba más que una alineación en el régimen en el que estamos inmersos y ante el que parecemos impotentes a la hora de poner un poco de equilibrio. El dinero -la “plata”- es una ilusión que nos brinda este sistema en el cual las cosas tienen un valor de cambio y donde al objeto, cuando más se lo recarga con esa ilusión de valorización, más incrementa su costo.
Militar políticamente cuesta dinero. Y no estoy hablando sólo de lo que significan el micro, el choripán y el vino o de la movilización como teatralización espectacular para la masa televidente. Moverse en el ámbito, juntar voluntades, posicionar cuadros, y hasta llegar a ser electo en un cargo, tiene su precio.
Recuerdo cuando en las elecciones legislativas de 2001, se publicaban las cifras millonarias que erogaban los principales Partidos Políticos y Alianzas de Partidos en el marco de las campañas proselitistas.
En contraposición, Luis Zamora (que obtuvo en la Ciudad de Buenos Aires más del 10 por ciento de los votos y fue electo Diputado Nacional) había gastado 10 mil pesos. En aquel momento, un Diputado Nacional ganaba -entre dieta y desarraigo- alrededor de seis mil pesos mensuales; por lo que Zamora recuperó lo gastado en dos meses de trabajo. La cuenta era fácil y estaba a la vista de todos. Muchos se preguntarán cómo recuperaron los millones invertidos los grande Partidos Políticos… y también imaginan la respuesta.
Y la realidad es que estamos en medio de Corporaciones que actúan constantemente para posicionarse dentro de las redes de poder. A veces conviven casi a modo matrimonial y otras se enfrentan como equipos de fútbol de barrio que juegan por “plata” (¡y sí! ¿¡Qué esperaban!?).
Generalmente el origen del dinero parte de la que llamaremos Corporación Empresaria (Allí entran los distintos lobbys: Industriales, Financieros, Agropecuarios, de Servicios y otros). Y si ellos son los que ostentan la billetera que banca a la política, es probable que jueguen con esa ventaja ante la que denominamos la Corporación Política (En ella están representados los Partidos Políticos, los Sindicatos y otras Instituciones y ONG`s que plasman el espectro filosófico-ideológico de la sociedad). Por su parte, este grupo establece las reglas de juego y manda sobre la que señalamos como la Corporación Jurídico-Policial (Jueces, Fiscales, Abogados y Fuerzas de Seguridad) ya que estos últimos, necesitan del aval de las Legislaturas correspondientes y/o la elección del Gobierno de turno.
Esta parece ser la lógica más racional de este sistema. Pero todas estas Corporaciones se las arreglan para posicionarse un escalón más arriba del Poder merced a argucias que les brinda su propia normativa y espíritu de cuerpo:
- Las Fuerzas de Seguridad pueden direccionar la acción de la Justicia armando causas o desviando la investigación.
- El Poder Judicial puede apurar expedientes, desestimar pruebas o valorar testigos según criterios muy subjetivos.
- Las Legislaturas o los Gobiernos pueden elaborar leyes o decretos que no sean de la simpatía de los Empresarios.
- Y, por supuesto, los Empresarios pueden dejar de aportar a las causas partidarias.
- También todos pueden hacer lo contrario, actuar con ética y responsabilidad. En “Equilibrio”.
Todos “pueden” y eso es el juego del PODER, la posibilidad de hacer (¡Qué pena que todo lo que mencionamos es dañino!)
Y la Corporación –cualquiera de ellas- es como la droga: Una vez que estás dentro, es muy difícil salir indemne. Quien ingresa necesita de ella para sobrevivir porque si sale y cuenta lo que pasa dentro, es un traidor y –por lo tanto- no merecedor de pertenencia.
En los últimos días asistimos a una serie de rupturas, reacomodamientos, entredichos, discursos antagónicos y otros menesteres en todas las Corporaciones de las que dimos cuenta: Policías corruptos y desaforados; Jueces y Abogados cuestionados; quiebres y discusiones en el seno de los Partidos y Alianzas; y guerra entre los distintos actores del sector productivo por el reparto de las ganancias.
Pero nadie da un paso en falso, todos juegan el juego del “Poder” sin sacar los pies del plato. Y cuando más se muestran públicamente, más chance tienen de mantenerse visibles, bien adentro del plato para no quedarse sin plata. Para que no queden dudas.

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