viernes, 19 de noviembre de 2010

Presupongo…

El hecho de suponer algo implica –desde el vamos- una conjetura, una opinión, una idea, una abstracción. Ahora… ¿qué pasa si suponemos algo previo a esa suposición; si supongo una suposición, si pre supongo? ¿Qué lógica aplicamos a esta superposición de suposiciones? ¿Estamos ante la irrealidad de lo irreal? ¿Estamos ante la verdad absoluta?
Presupongo que los entendidos en economía deben saber de proyecciones más que de adivinación o ventura. Presupongo que detrás del dinero siempre hay riesgos (inversiones, ahorro, gastos o colchón) y los pronósticos pueden ser falibles: “Pueden fallar”. Presupongo que quienes elaboran las escalas de ingresos y gastos siempre se basan en el peor escenario y… si sale mejor, ¡Mejor!
Presupongo que sirve –y mucho- tener previsibilidad, aunque sea hipotética, acerca de lo que será el acontecer en materia económica del próximo año.
Presupongo que todos aquellos que tienen la responsabilidad de gestionar y regular lo que el conjunto de la sociedad le cede en materia impositiva, sabrán administrar los recursos en forma correcta, ética y ordenada.
También presupongo que habrá ideas y suposiciones diferentes respecto del uso de ese dinero proveniente de los ciudadanos y que, quienes tienen opiniones divergentes, sabrán controlar el empleo de esos fondos.
Presupongo que, más allá de mayorías y minorías, se busca que el direccionamiento de ese dinero tenga un fin justo y acorde a la demanda del bien común.
Presupongo largas discusiones y argumentos a favor y en contra de las proyecciones brindadas por distintas fuentes ideológicas. Y hasta feroces controversias hasta llegar al acuerdo final que encarne el interés común de la gente que eligió una representación heterogénea, porque nada convencía demasiado como para darle todo el apoyo.

Pero mientras presuponía, evidencié que hay más diferencias de las que –a simple vista- podían observarse. Que hay más argucias de las que ya conocíamos. Que hay más enfrentamientos personales que ideológicos. Y que todas estas pugnas tienen un solo objetivo: El interés sectorial del manejo del dinero.
No hay discurso ni política. Se habla de plata. Y la vieja disyuntiva: “Si. Ya sé que roban. Pero por lo menos reparten una parte”.
Durante las últimas dos semanas se habló del Presupuesto Nacional 2011 y de visiones contrapuestas –especialmente- en tres puntos fundamentales:
- Proyección de Crecimiento
- Proyección Inflacionaria
- Pago de Deuda Externa con Reservas del Banco Central
El Plan del Gobierno Nacional presupone que el Crecimiento será de alrededor del 4 por ciento durante el próximo año; que la Inflación estará en el orden del 8 o 9 por ciento; y que –como lo hiciera durante el presente ciclo- pagará Deuda con Reservas.
Cualquier laburante que vio como se depreció su salario durante 2010 sabe que perdió alrededor del 30 por ciento, que no le alcanza, que tiene que privarse de un montón de cosas. También sabe que hay más trabajo, que hay más gente que gasta dinero y que se nota una mejoría relativa general. No hace falta ser economista para saber que si se usan las Reservas (Respaldo de divisas de la moneda nacional), va a ser necesario emitir más pesos para poder recuperar las reservas; y si se emite moneda, hay inflación.
Pero lo más extraño de todo es la incoherencia generalizada que denotan los proyectos presupuestarios provinciales. Ni las provincias oficialistas siguen las pautas de crecimiento o inflacionarias propuestas por la Nación, ni las provincias opositoras coinciden con las proyecciones que sus propios partidos han discutido como válidas en ambas Cámaras del Parlamento Nacional.
Y en medio de toda esta reyerta, los gritos desaforados de un provocador y el cachetazo vergonzante ante el mundo de una líder opositora que había perdido la contienda.
Además, las sospechas de corruptela y venta de favores y votos a cambio de prebendas (Algo que una gran mayoría “presupone” pero que resulta muy difícil de comprobar).
¿Quién tiene la razón? Todos y nadie.
En el inicio de un año de elecciones presidenciales y legislativas, todos los dirigentes políticos quieren mostrarse y la única manera de lograrlo parece ser el escándalo. Bailando por el Sueño de la Banca o el Sillón al compás del reggeton.
Lo que sí es real es que no hay Presupuesto para el próximo año. Pero… ¿qué problema hay? Solamente estábamos presuponiendo. Suponiendo que suponemos.
Presupongo que se viene un año complicado. Pero la presuposición es la verdad o la irrealidad de lo real. Amén.

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