sábado, 14 de agosto de 2010

Cuestión de Vida

“¿Cuándo se es persona para el Derecho? La ley dice que una persona es un ser capaz de adquirir derechos y obligaciones. Un feto puede adquirir derecho si nace vivo y es viable, pero no puede adquirir obligaciones. Todavía no hay persona. Es parte de la mujer y somos las mujeres las que tenemos que decidir sobre nuestro cuerpo”, dijo hace apenas unos días la Ministro de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay.
Mientras tanto, en el Congreso Nacional se volvió a negar la posibilidad de que la Fertilización Asistida forme parte del Plan Médico Obligatorio y, por lo tanto, que las Obras Sociales y Prepagas hagan frente a los gastos que genera la imposibilidad de tener hijos.
Los dos temas se dieron cita en la agenda de cuestiones políticas de estos días. Pero lo más extraño es lo diametralmente opuestos que se tornan estos proyectos: Uno busca interrumpir lo que el otro pretende lograr. Y en el medio, algo indefinido científicamente: El concepto de Vida.
Y también desde la Ley. De vida de quién: de la madre, del hijo, del feto, del padre, del que puede, del que no puede, del que tiene derechos, del que tiene obra social, del que tiene dinero. ¡¡¡Ups!!! Otra vez el dinero en todo esto… ¿Cuánto cuesta la fertilización asistida hasta que no falla? ¿Y hasta cuántas veces se puede intentar? ¿Cuánto cuesta un aborto? ¿Y uno sin riesgos? “Todo es cuestión de plata” dice el viejo León.
Sin embargo, el debate sobre cuestiones de vida se torna tan liviano que resulta vergonzante. Una Jueza de la Corte dice que el derecho considera persona al que adquiere derechos y obligaciones y deja de lado incluso a un bebé. Feto o bebé es un apéndice de la madre, no es persona. Empiezo a temerle a la ley y quienes ostentan el poder de aplicarlas. Quizás pueda clonarme ya que puedo decidir sobre mi cuerpo.
Por otra parte, el otro punto fuerte de la discusión es que –en nuestro país- se realizan 500 mil abortos por año en forma clandestina y que siete mujeres por hora asisten a hospitales o sanatorios por sus consecuencias, en algún punto del país. Gravísimo, no tengamos dudas. También en el país hay un millón de armas ilegales y no por eso se piensa en habilitar su uso civil indiscriminado.
En el otro tema, considerar como enfermedad la infertilidad es un tema que tiene un debate en el que las corporaciones médicas privadas parecen imponer las reglas y el costo es el impedimento. En cualquier momento nos vamos a enfermar por no tener dinero para no enfermarnos.
Pero, a entender de la dirigencia política argentina actual, la ley no es regla o norma, es solamente un paliativo para “aguantar algo que ya se fue de madres” porque hubo cosas que no se pensaron antes. O que sí se pensaron pero no era “indispensable” regularlo en aquel momento: Hay que esperar a que explote todo para establecer un atenuante, instituir un criterio que morigere los efectos de la destrucción. Así escuchamos lemas como “Penas más duras”, “Bajar la edad de imputabilidad en menores”, “Legalizar el consumo de drogas”, entre otros que pelean por ser cumbre progresista o bastiones de la derecha; mientras la “gilada” (sin laburo, sin educación, sin proyectos, sin futuro) mira por tele como cincuenta tipos arman shows de debates y confrontaciones que no llegan a ningún lado… porque ahí es adonde hay llegar.
Las cuestiones de fondo de lo que nos afecta no tienen discusión. No existen políticas de Estado, sino de Gobierno. Pero no de este gobierno, de todos: Nacional, Provinciales, de este período, de los últimos años.
Aborto y fertilización deberían estar en el mismo nivel de debate y al alcance de toda la sociedad para que pueda pensarlos y expresarse al respecto.
Sin embargo, todos dicen llegar con la receta mágica y nos están haciendo desaparecer. No se dan cuenta que es una cuestión de vida.

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